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¿Burlarse de la Policía?Ilustración Teddy Cabrera

¿Burlarse de la Policía?

Cuando María Paula Romo dijo que intentarían recuperar hasta el último dólar de los policías y sus familias, me pareció que era una tarea imposible… Tal parece que me equivoqué.

Dicen que en los barrios es común escuchar: “Nadie se mete con un policía”. Y esta vez no era uno, sino miles. Ochenta mil, para ser más exactos. Quien se había metido con ellos no era un hombre cualquiera, sino un ‘Mago’ capaz de desaparecer casi la mitad de los fondos del Instituto de Seguridad Social de la Policía (Isspol), que bordean los 1.500 millones de dólares.

Yo no sabía quién era el Mago. Al parecer, la mayoría de los ecuatorianos tampoco. Escuché su nombre, Jorge Chérrez Miño, por primera vez en la denuncia pública que hiciera en septiembre pasado la entonces ministra de Gobierno, María Paula Romo, explicando que llevaban meses investigando un posible desfalco millonario que ponía en riesgo la seguridad social de la Policía Nacional. Cuando ella dijo que intentarían recuperar hasta el último dólar de los policías y sus familias, me pareció que era una tarea imposible… Tal parece que me equivoqué.

Funcionarios del Isspol le habían entregado 693 millones de dólares en dinero en efectivo para que el Mago los invirtiera. Chérrez lo hizo, usando dudosos mecanismos y, evidentemente, contó con la complicidad de funcionarios del propio Instituto de Seguridad Social de la Policía y otras empresas y ejecutivos del ámbito privado (todos ellos siguen bajo la lupa de la Fiscalía General del Estado).

Con las denuncias respectivas, se abrió una investigación en la Corte Federal del Distrito Sur de la Florida señalándose, entre otras cosas, que Chérrez habría pagado más de 2,6 millones de dólares en sobornos entre los años 2014 y 2020 y que recibió pagos del negocio en una cuenta bancaria en Estados Unidos, usando compañías con sede en la Florida.

Estos detalles no los calculó el Mago, pues usar cuentas y empresas afincadas en territorio estadounidense le dio al Departamento de Justicia de ese país derecho a intervenir. Así, en el día menos pensado, se anunció una orden de prisión contra Jorge Chérrez Miño, acusándolo de conspiración para cometer lavado de dinero. La acusación se había hecho extensiva a John Luzuriaga Aguinaga, exdirector de inversiones de la Isspol, quien fue detenido días atrás en Estados Unidos, acusado de ser parte de la trama de sobornos y lavado de dinero.

Un alto oficial que me habló del tema con la condición de no ser identificado, explicó que la institución policial, la fiscal general Diana Salazar y la exministra María Paula Romo habían pedido insistentemente ayuda internacional alertando de las andanzas de Chérrez, de quien se presume está en México. Su paradero ha sido un misterio desde marzo de 2020, cuando tomó un avión desde Quito hacia Colombia en un viaje de turismo, según los registros de Migración.

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En cualquier momento sabremos de su detención, pues difícilmente podrá esconderse de la lupa de la policía. Y no hablo solo de la policía ecuatoriana. Será entonces obligado a responder por las inversiones que hizo y de cómo manejó 693 millones de dólares, además de quiénes y cómo se beneficiaron con él pues, definitivamente, no actuó solo. Los ecuatorianos tenemos el derecho de saber sus nombres, sus delitos y que la justicia se encargue del resto. Por lo pronto, días atrás en Quito, fueron detenidos dos generales de la Policía en servicio pasivo, exdirectivos de la Isspol y otros dos funcionarios de la entidad.

“Nadie se mete con un policía”, dicen en los barrios. Los viejos podrían acotar que “no hay crimen perfecto”. La mitad del patrimonio de la Policía Nacional, incluyendo a los uniformados en servicio activo y los jubilados, cayó en manos de un ‘Mago’. Crucemos los dedos para que se desvelen sus trucos.