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2020: Nuestros migrantes.Teddy Cabrera / Expreso

2020: Nuestros migrantes

Se estima en 11 millones de personas a los indocumentados en los Estados Unidos y una cifra no oficial de 400 mil ecuatorianos “sin papeles”.

La noche y madrugada entre el 3 y 4 de noviembre en Estados Unidos, millones de personas se mantuvieron al pie de sus televisores esperando los resultados electorales. Entre ellos un inmenso grupo de inmigrantes indocumentados, para quienes las promesas del demócrata Joe Biden renovaron sus esperanzas de ver cercano el día de una reforma migratoria que les permita salir de la ilegalidad y el miedo. Cuando amaneció no había un ganador, pero sí una serie de cambios que se ven venir.

Oficialmente se estima en 11 millones de personas a los indocumentados en los Estados Unidos y fuentes cercanas a las oficinas diplomáticas de Ecuador manejan una cifra no oficial de al menos 400 mil ecuatorianos “sin papeles”. En ellos pensaba la noche en que se conocían los resultados electorales. En sus angustias y preocupaciones que no cesan por mantener un estatus irregular.

La actriz mexicana Kate del Castillo hizo en televisión un dramático llamado al voto, cuando en estados como California aún era posible acercarse a los recintos electorales. Pedía a los latinos que votaran, que se hicieran sentir, que comprendieran y aquilataran su derecho a ser parte de la elección y que lo hicieran pensando en su gente, en los que llevan años “en gris” sin gozar de ese beneficio. Se le salieron las lágrimas al recordar a los niños perdidos en los últimos dos años, cuando en el intento de impedir la llegada masiva de inmigrantes principalmente centroamericanos, la administración Trump los separó de sus padres y actualmente restan 545 menores que no han podido reunirse con sus familias. ¿Habrá algún niño ecuatoriano allí? Confiemos en que no.

En el último debate presidencial Biden calificó de criminal esa práctica y prometió, en los primeros 100 días de su gobierno, crear una comisión especial para atender estos casos, mientras enviaba al Congreso una propuesta de ley de reforma migratoria que permita incluso la ciudadanía de los inmigrantes.

Algo que se está esperando desde hace 34 años, pues la última amnistía se dio en 1986 y desde entonces no se ha logrado el consenso necesario para solucionar esta situación. La salida no es tan simple como forzar a los inmigrantes al retorno ¡y ya!

En la era Trump alrededor de 5 mil ecuatorianos han sido deportados, y el mismo número de familias ha quedado afectado.

En la llamada área tri-estatal de los Estados Unidos (Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut) llegó a cuantificarse en 1 millón la presencia de ecuatorianos en los años 90. Hoy no lo sabemos, pero los conocedores de estos temas dicen que la cifra se mantiene, aun cuando la pandemia lo ha cambiado todo, incluyendo los flujos migratorios.

Lo que no cambia es que los ecuatorianos conforman una colonia importante en Estados Unidos, que empezó a formarse en los años 60 con la primera ola migratoria. Una colonia que debe lamentar, por ejemplo, que la guayaquileña Debbie Mucarsel Powell no pudo retener su escaño por la Florida. Pero su paso ha sido tan importante que es impensable no tenerla activa y presente en la política norteamericana.

Donald Trump, por su parte, buscando la reelección presidencial, nunca hizo anuncios de cambios en su política migratoria. Dijo empero que el muro que se ha construido en la frontera entre México y Estados Unidos, continuará. Aún así, los resultados parciales evidenciaron un importante voto latino para Trump, lo cual tendrá que ser desmenuzado para entenderlo.

En el fragor de la competencia, en la madrugada, el presidente Trump llegó a mencionar la palabra fraude. Me sorprendían sus acusaciones, pero recordaba lo que ha sido su gestión, donde los mexicanos e indocumentados en general han recibido duros calificativos, pero sobre todo han sido ignorados. Por eso me emocionaron las palabras de la actriz mexicana: Más pronto que tarde tendrán que mirarnos, dijo, tendrán que reconocer nuestro aporte. Pero habrá que buscarlo. Será inadmisible que nuestros migrantes se sienten a esperar de brazos cruzados.