Consumo inteligente

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El ahorro puede tener un destino específico o estar asociado a una meta planificada. Siendo así, se espera que en el futuro este ahorro se transforme en una inversión que genere valor 

Hemos iniciado un nuevo gobierno y hay esperanzas en un mejor manejo sanitario y económico. Sin embargo, el camino aún luce complejo y las familias se enfrentan a decisiones respecto a cómo utilizar sus recursos. El crecimiento de los depósitos sigue siendo significativo con relación a las colocaciones lo cual implica que las personas y las familias han incrementado su ahorro. La relación entre depósitos totales y PIB ha aumentado hasta un 38% en el 2020 frente al 31% en el 2019. Si esto no es producto de un mejor desempeño económico, ¿es esto una buena señal?

Pues depende. Desde la perspectiva del individuo o las familias, el ahorro puede tener un destino específico o estar asociado a una meta planificada. Siendo así, se espera que en el futuro este ahorro se transforme en una inversión que genere valor (retorno mayor que el sacrificio de ahorrar) o que se utilice para cubrir variaciones inesperadas del ingreso neto de las familias (desempleo, disminución de fuentes de ingresos, gastos por enfermedades, etc.). En este caso, la decisión de ahorrar es positiva y debe ser incentivada para mejorar los indicadores de resiliencia financiera en el Ecuador que apenas alcanzan el 40%, según encuestas de inclusión financiera realizadas por CAF. ¿Qué pasa si el temor de las familias al futuro económico y sanitario es la única razón para restringir el gasto y como consecuencia ahorrar?

Si consideramos la situación macroeconómica actual con mayor desempleo y restricciones tanto en la oferta como en la demanda de productos y servicios (a excepción de salud), una menor disposición al gasto genera un ahorro forzoso sobre todo en hogares de mayores ingresos. Si el consumo está “represado” y las personas mantienen este comportamiento, el proceso de recuperación de la economía será mucho más lento y podría profundizar la débil situación económica actual. ¿Qué hacer desde mi posición personal?

Si usted está bien encaminado a cumplir sus metas financieras, es el momento de abrir la billetera hacia un consumo inteligente. La salud física y mental es un buen destino del gasto. Analice la posibilidad de comprar libros, retomar viajes turísticos cortos, salidas familiares o realizar actividades deportivas. También considere destinar recursos para apoyar el plan educativo de sus hijos, invertir en capacitación especializada o educación de postgrado y por qué no, experimentar con emprendimientos. Su familia y la economía se lo agradecerán.