Ciegos ante la segunda ola

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No será el régimen el que nos diga la verdad voluntariamente.

Mientras varios países de Europa central ya viven la ‘segunda ola’ por la pandemia global del COVID-19, en América varios países no logran superar la primera, por caso Perú, Bolivia y Chile, que están entre los más altos índices de infectados y mortalidad en el mundo, pese a las medidas de seguridad sanitaria.

En Reino Unido, Francia y España las cifras de contagiados se disparan a un nivel superior al del primer cuatrimestre del año, si bien los decesos bajaron pues ahora son los jóvenes el grupo más afectado. Pero los servicios hospitalarios están a tope. Esta semana, en Madrid, ya se discutió su posible confinamiento total y la filial que agrupa a las funerarias declaró que, según las previsiones, “nos preparamos para lo peor. Las cifras de marzo pueden ser una anécdota”.

No estamos en Europa, claro.

Pero, precisamente por eso, urge de las autoridades un sinceramiento sobre lo que viene. El gobierno y varios organismos seccionales no han sido claros ni sinceros con las cifras. No lo fueron durante la tragedia de marzo-abril en Guayaquil, por ejemplo, y siguen mintiendo respecto del número de víctimas: solo en esta ciudad durante esos meses murieron más personas que las 11.000 que, según datos oficiales, son el número de víctimas en todo el país, hasta hoy.

No se podrá enfrentar un rebrote falseando datos. Recordemos que el 21 de marzo pasado, la ministra de Salud dijo que vendrían al país 2 millones de pruebas para analizar el COVID-19. Tres semanas más tarde, su reemplazo reconoció que solo se habían hecho 7 mil test en todo el país... Hasta hoy nadie responde en el Gobierno (y tampoco nadie le pregunta, es verdad) dónde están las más de 1’900.000 pruebas faltantes... Así entiende la transparencia informativa. Así combate la peor tragedia de nuestra historia.

No será el régimen el que nos diga la verdad voluntariamente. Solo la reacción civil, y los medios que no vivan del escándalo sino de la información, en una acción conjunta, pueden lograr que nos demuestre dónde, cómo, cuándo y con quiénes vamos a enfrentar a ese flagelo que, quizás, ya viene por la esquina.