Columnas

Atrapados en la red

"El poder de las noticias falsas es devastador: aunque existiere aclaración,
el 70 % de ellas queda fijado en la mente de quien las consume"

Casi 13 millones de ecuatorianos usan las redes sociales que les permiten sus teléfonos celulares. Si se restan los jóvenes de hasta 16 años, tendremos que 12 millones de votantes en las próximas elecciones consumirán propaganda política a través de esa vía.

Esto plantea un escenario volátil y peligroso para la democracia. ¿Por qué? Porque las redes sociales son el escenario preferido de los bulos (noticias falsas). Si bien en Ecuador no existe un estudio que nos permita saber cuántas de las noticias que consumimos son falsas, sirva este dato que Marc Amorós, un experto español, nos adelantó hace un año gracias a investigaciones de entidades sociales: para el 2021 la mitad de las noticias que vean los españoles serán falsas.

El poder de los bulos es devastador: aunque existiere aclaración, el 70 % de ellos queda fijado en la mente del que las consume. De esta realidad, que bien podría ser la de Ecuador, se benefician quienes buscan a un electorado ingenuo, para decirlo educadamente, dispuesto a replicar cuanto dato confirme su prejuicio. “Siempre hemos buscado sustentar nuestras opiniones para lograr la aprobación de los demás. Por eso compartimos las noticias que nos dan la razón. Aunque sean falsas”, dice Amorós. Ahí radica la clave perversa del bulo… y los políticos lo saben.

Farsantes como Jair Bolsonaro y Donald Trump contrataron empresas que generaron un arsenal propagandístico lleno de datos falsos. En ambos casos, algunos de sus asesores han reconocido que los triunfos se basaron en el poder de los mensajes difundidos por redes sociales.

Ecuador podría ser un nuevo escenario para la farsa. Código Vidrio, el riguroso portal digital que dirige Arturo Torres, reveló que el correísmo tiene un conjunto de 19 cuentas y medios propagandísticos dispuestos a la batalla electoral y, por sus antecedentes, se ve que lo suyo no es informar. Y si somos mal pensados (yo lo soy) los ‘bunkers’ de otras candidaturas, como las de Guillermo Lasso y Cristina Reyes, podrían tentar de usar la misma táctica. A esas tiendas también hay que investigarlas. Porque la falsedad es contagiosa. Y más en elecciones.