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Rubén Montoya: “Hasta que sea necesario”

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... parte de la solución es reconocer el fracaso de una organización inepta desde el nombre: Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas

Como ya sabemos, el control de las cárceles en el país ha sido una simulación perversa e insultante de Estado. El administrador de ellas a casi todos los efectos ha sido el crimen organizado, fenómeno que -todo sea dicho- no es particular de Ecuador. En México -que debe ser nuestro espejo para entender lo que nos pasa y horrorizarnos con lo que nos pasará- la mayoría de sus cárceles tiene el sello del narco gobernándolo, aunque sea parcialmente.

¿Qué debe hacer Ecuador? Lo ideal sería que la vigilancia carcelaria forme parte de una política de Estado (lo repetiré hasta el cansancio), que enfrente todas las aristas sobre la violencia y la seguridad. Pero eso es una quimera, y más con un presidente, el nuestro, cuyo único interés es reelegirse en un año y para eso no le sirven las medidas de largo alcance. A él le sirven los gestos populistas a tono con la necesidad ciudadana de calmar los nervios.

Hecho al dolor (solo tácticamente), creo que parte de la solución es reconocer el fracaso absoluto de una organización inepta desde el nombre: Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI). A ese elefante ostentoso le dimos el cuidado. Su “atención integral” ha sido una broma de mal gusto que permitió al narco hacer de las cárceles su centro de gravedad, la oficina desde la que manejó un ejército nutrido de delincuentes. Ese organismo no merece las líneas que lleva escribir su nombre, sino una sentencia dictada por los hechos: debe desaparecer.

Me explico: si, por caso, la Penitenciaría del Litoral era un mall controlado por el narco, ¿a quién respondían los miembros del SNAI? Si la ‘seguridad’ la daba un narco; si el expendio de todo era administrado o vacunado por él; si manejaba la entrada y salida de los suministros y hasta la distribución o ubicación de presos, pregunto: ¿en qué nómina de verdad estaban los benditos funcionarios del SNAI allí destinados? Pregunto nomás…

Que desaparezca, si es posible ayer. Y que sigan las FF. AA. vigilando las cárceles, al menos eso. Como bien dijo el jefe militar: “hasta que sea necesario”.