Premium

Somos un país de meme

Avatar del Rubén Montoya

"En la campaña política que vivimos, la mayoría de candidatos ha reducido sus propuestas de Gobierno a un chiste..."

El humor es un condimento que sazona la vida y la mejora. Es sano y necesario: a veces nos hace más bien que el agua. No está mal que cuestiones importantes lleven su toque: burlarse de uno mismo, por ejemplo, a sabiendas de que la autoestima será la primera que se mate de la risa.

Pero hay temas y momentos en que el humor no puede ser una razón de ser o una estrategia. En la campaña política que vivimos, la mayoría de candidatos ha reducido sus propuestas de Gobierno, es decir el modo en que van a administrar una parte sustancial de nuestro dinero y destino, a un chiste.

¿Cuál es el recuerdo más imborrable que tendremos de Guillermo Lasso en la campaña? Su desliz del “qué chucha”; y su impresentable estampa de la cervecita de los viernes, que solo muestra lo que él no es, ni hace. ¿Cuál es el de Andrés Arauz? Su simplista propuesta de la minería inversa a partir del ‘oro salvador’ que tenemos en los celulares y su video diciéndonos que le gusta escuchar Radiohead. ¿O era “Estoy saliendo con un chabón”?

Lucio Gutiérrez va más allá: “amigos, déjense de huevadas y voten por la 3”, dice en un video. Y pensar que a ese ¿señor? lo elegimos presidente… ¿Y Álvaro Noboa? En una entrevista en que el periodista no le hizo la única pregunta vital (“¿Usted tiene alguna enfermedad grave?”, pues la salud de un candidato es asunto de interés público) se lo vio temblar en sus extremidades. Sus asesores no tuvieron mejor idea que sacarlo en una corredora estática para mostrar que él puede trotar y sonreír a la vez. Da ternura, digamos. El Tik Tok de una joven que simula correr a su lado y se siente atraída por semejante Adonis al trote, lo reduce a un meme.

Y memes parecen nuestros candidatos, que han rebajado sus propuestas a eso.

En el año más trágico de nuestras vidas, y cuando nos aprestamos a vivir uno parecido, ellos cuentan cómo nos piensan gobernar a través de videítos que los revelan tal cual son: insustanciales, fatuos.

El problema, de nuevo, no son ellos: somos nosotros como país. A eso vamos: a ser también uno de chiste. De meme. A fin de cuentas, solo está en juego nuestro futuro, ¿verdad?