Rubén Montoya: La ganadora del debate

Lleva años de hacer méritos diciéndole a todo sí, jurando que dos más dos son cinco, ocultando la verdad tras los maquillajes
Allí estaba ella. Llevaba tanto construyendo su gran noche que era natural, incluso justo, que ese domingo le esperase un triunfo en toda regla. En el fondo, ella ha sido siempre nuestra elegida. Nos representa bien, expresa mucho de lo que somos, nos define. Tiene a su espalda años de picar piedra; de conformarse con lo que sea; de creer lo que le digan u ordenen porque ella es de las que puede jurar que hay banquetes donde solo aparecen migajas… O que no son terrenos lo que está viendo: ella ve refinerías.
Años de hacer méritos diciéndole a todo sí, jurando que dos más dos son cinco, ocultando la verdad tras los maquillajes, los salvatajes y las imposturas. Años declarándose con orgullo una auténtica sumisa. Ella es así.
¿Cómo no iba a ganar si tiene décadas de ser la reina en la escala de realidades y valores del país? El pasado domingo, mientras Luisa González y Daniel Noboa jugaban a las escondidas, o al farol, emergió sin oposición la ganadora absoluta del debate presidencial, que de debate tuvo poco y de presidencial ni el rastro. Se llama ignorancia.
Somos un país donde la carencia de información es señal de identidad. A veces, hasta de orgullo. Sufrimos lo que los expertos llaman efecto Dunning-Kruger: un sesgo cognitivo por el cual individuos con escasa habilidad o conocimientos padecen un sentimiento de superioridad ilusorio. Creen saber algo, pero lo ignoran. No importa: se dan por satisfechos.
Como país somos así y no nos molesta: por eso nos compran con ‘slogans’, no con planes. Todos nuestros índices están mal -economía, salud, seguridad, justicia, transparencia- y en teoría hay mucho por proponer, construir, consensuar… Y sin embargo, después del debate salimos más ignorantes que al entrar. No sabemos cómo se enfrentará al pulpo del narco en todos sus frentes, a la impunidad de tanto ratero, a la pobreza general y extrema que ya asoma…
González y Noboa no tienen idea de lo que es una política de Estado. O no les interesa. Los dos fueron a dejar sensaciones, no datos. No informan, cantinflean. Serán pésimos para gobernar.
El pasado domingo ganó la ignorancia. El próximo 15 de octubre... también lo hará.