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Rosa Torres Gorostiza | ¡Basta de equivocaciones!

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Daniel Noboa no puede seguir equivocándose en la elección de los hombres y mujeres que conforman su gabinete

Un gobierno responsable debe ser capaz de rectificar sus errores cuando se cometen o cuando se advierten. También debe reemplazar a los funcionarios que no cumplen con sus responsabilidades. Pero esa capacidad de corrección no puede aparecer solo después de perder una elección; hacerlo refleja falta de coherencia y debilidad en el compromiso ciudadano.

Que el presidente Daniel Noboa haya pedido la renuncia de su gabinete y reemplazado a buena parte de sus ministros no significa, necesariamente, que esté dispuesto a rectificar su accionar. Desde el inicio de su gobierno, analistas y líderes de opinión señalaron que algunos nombramientos eran errados, no por su cercanía con el mandatario, sino porque la administración pública requiere funcionarios con capacidad, honestidad y un claro sentido de servicio. Además, se cuestionó la designación de personas que ya habían ocupado cargos en gobiernos anteriores y habían demostrado falta de principios éticos. Repetir esos perfiles evidencia aprendizajes no asumidos.

No basta con que un presidente confíe en quienes coloca al frente de los ministerios; se necesita que esos funcionarios trabajen con celeridad, compromiso y responsabilidad ética. ¿Cuántos ministros más deben pasar por Salud, Educación, Inclusión Social, Agricultura, Trabajo o Gobierno para acertar en las designaciones?

El país no resiste más improvisación. El gobierno de Daniel Noboa no puede seguir equivocándose en la elección de los hombres y mujeres que conforman su gabinete, porque cada error se traduce en políticas fallidas, retrocesos institucionales y, sobre todo, en el deterioro de la vida de los ciudadanos.

De las últimas designaciones, quizá la más acertada -si no la única- es la del secretario Jurídico de la Presidencia. Pero un solo acierto no compensa una cadena de desaciertos.

La gobernanza no se construye con cuotas de género, ni con discursos generacionales, ni con experimentos políticos. Se construye con capacidad, ética y mística de trabajo.

Si Daniel Noboa quiere sacar adelante al país, debe rodearse de los mejores perfiles, de personas dispuestas a servir al Ecuador, y no a servirse del poder o de sus conexiones personales. Solo así podrá recuperar la confianza que el país le exige.