Premium

Rosa Torres | La fundación de Mayra Salazar

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

El dinero ilícito, proveniente de grupos criminales, sirvió para montar la fachada de una fundación para entrar a las cárceles con objetos prohibidos 

La vida de éxito y de prosperidad que por años aparentó Mayra Salazar ante sus parientes y amigos cercanos estaba lejos de la realidad que ella ocultaba y que ha salido a la luz a través de los cientos chats de los casos Metástasis y Purga, que la hacen ver como la protagonista de la novela mexicana La Reina del Sur o una de las protagonistas de Las muñecas de la mafia.

Los chats la muestran como una mujer libertina, corrupta, despiadada, capaz de cumplir los más crueles encargos a cambio de dinero, lícito o ilícito. Pero quienes la conocieron, desde su paso por un canal de televisión hasta su llegada al Consejo de la Judicatura, no pueden creer que estén hablando de la misma Mayra Salazar, la de palabras dulces a través de los mensajes, que era capaz de trabajar por los más necesitados.

Y fue así como ideó, con apoyo de líderes criminales, la fachada de la fundación Renova, para lograr los objetivos malsanos impuestos por los grupos criminales a los que servía sin tapujos.

El fin no era alcanzar el bienestar socioeconómico de los grupos vulnerables, como lo exponía públicamente por las redes sociales, sino la de abrir nexos con entidades públicas previamente seleccionadas, para lograr su infiltración y sus fines corruptos.

Mayra Salazar buscó a sus conocidos, de todos los campos, para hacerles creer que era una mujer bondadosa, comprometida con las causas sociales, que quería trabajar por los menores infractores, y con las mujeres y hombres privados de la libertad. Y en su intento para mantener la fachada de la fundación, recibía donaciones de dinero mal habido para organizar actividades en las cárceles. Uno de los objetivos era ingresar artículos prohibidos, aquellos que le pedían sus patronos, aprovechando actividades como el Día de la Madre, el Día del Padre, Navidad, y otras, mostrándose dadivosa.

Mayra Salazar no perdía ni la más mínima oportunidad para sacar provecho de cualquier persona que le fuese útil en sus intenciones, con un trato seductor, tanto para hombres como para mujeres, y eso incluía a periodistas de medios de comunicación, a quienes quería tener cerca para cuando los necesitara.