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La pandemia china arrasa al Ecuador

Avatar del Rómulo López

Y sus pueblos en la miseria. Miles comen de la basura. Otros huyen a países vecinos para sobrevivir.

En plena pandemia la gente en Ecuador no tiene conciencia. Todos los niveles sociales y económicos son obligados a restricciones hasta para movilizarse. Pero las fiestas y olvido de elementales medidas de control y seguridad son gigantes. 60.000 fiestas clandestinas en Guayaquil. Sancionado el Hotel Hilton por haber permitido una fiesta de graduación. La pandemia china arrasa al Ecuador. Y no hay alojamiento para afectados. Estamos en segunda vuelta de elecciones presidenciales y en Semana Santa. Todas las encuestas especulan. He sostenido y sostengo que no existe encuesta en el mundo ni en la historia, que haya acertado. El pueblo, decía Velasco Ibarra, es intuitivo. José Stalin dijo: quien cuenta los votos gana. Ahora Smartmatic maneja el voto electrónico. Ya están elegidos los miembros de la Asamblea. Nadie tiene mayoría. En el utilizado método Webster, contrario al de D’Hondt (en plancha), para manejar el Parlamento, cualquier electo puede ser presidente, así sea el último de una lista. Error especular que hay 3 cabezas de lista que presidirían el Congreso. Hoy la riqueza no se produce trabajando, sino robando como “socialistas”. Y los comunistas Fidel Castro, Chávez, Kirchner, Maduro, Lula, Evo, Correa, Iglesias y sus familias son multimillonarios. Y sus pueblos en la miseria. Miles comen de la basura. Otros huyen a países vecinos para sobrevivir.

El mundo se conmueve con la pandemia del virus chino. Asombran las declaraciones de Lenín de que desconocía los planes del ministro de Salud, que no hubo un plan de vacunación. Que “solo estaba en la cabeza del ministro” Juan Carlos Zevallos. Se reportan 3.000 nuevos casos.

Socialismo, droga, demagogia, mentira y robo reemplazan a las buenas costumbres, el honor y la decencia. La enseñanza obligatoria de Ética, Urbanidad, Moral y Cívica, vigentes como ley obligatoria en Ecuador desde 2001 aprobada por el Congreso, yo su autor, pedí personalmente al presidente Sixto Durán que le diera trámite final, pues el anterior, Rodrigo Borja, no quiso ordenar su refrendación y publicación en el Registro Oficial para su vigencia inmediata.