Columnas

Los ‘Chicago Boys’

"Se cumplieron exigencias de seguridad impuestas por Arnold Harberger, desde el avión hasta su retorno"

Cuando ejercí la presidencia de la Cámara de Industrias (julio 1978 - enero 1985) traje expositores internacionales para sustentar conferencias sobre la libertad de emprender y la economía de mercado. Fui nominado miembro de la Sociedad Mont Pelerin e invitado (1981) a Chile, donde pude conocer a Milton Friedman (Premio Nobel de Economía) y su esposa Rose. Chile había pasado por una dictadura gobernada por el marxista Salvador Allende (1970), que destruyó la economía. Implantó el socialismo con Fidel Castro y sus seguidores. Como ocurre en Venezuela, tenía a su pueblo con hambre.

Yo exportaba conservas de pescado. Viajé a Santiago y encontré que habían asaltado las bodegas que, de 5.000 cajas por 48 latas, solo quedaban 700. Afuera se comían mi atún (4.300 cajas). Las regalé y regresé. Fue funesto el socialismo, hasta que lo eliminó Augusto Pinochet. La aseguradora no me pagó los daños.

Conocí a Arnold Harberger, casado con una chilena, que daba clases a jóvenes de la Universidad Católica que hicieron pos-grados con Harberger, decano de Economía en la Universidad de Chicago. En la segunda etapa del gobierno de Pinochet, sus alumnos, conocidos como los ‘Chicago Boys’, instalaron una real economía de mercado bajo la dirección de Arnold Harberger.

Marcel Laniado de Wind, principal del Banco del Pacífico, me pidió que lo traiga para aprovechar la inauguración de su nueva sala para 100 personas. Realicé el contacto con Arnold Harberger. Los fines de semana él visitaba Santiago de Chile. La Cámara lo invitó formalmente. Marcel pagó honorarios, hospedaje de él y de su esposa. Eso incluía su protección personal. Guardias armados y seguridad desde su llegada hasta salida de Guayaquil. Como los ejecutivos del banco estaban de vacaciones los trajo especialmente de diferentes partes del mundo. Con mis invitados y miembros de la Cámara de Industrias, el local resultó estrecho. Eran cerca de 200. Se acondicionó el local. Se cumplieron exigencias de seguridad impuestas por Arnold Harberger, desde el avión hasta su retorno.