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La muerte y los impuestos

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"Altos impuestos desaniman la producción e incentivan la evasión. Inhiben el progreso. Son un robo, dijo Tomás de Aquino"

“Tres mil años a. C, el Estado egipcio vivía de los impuestos. En el Antiguo y el Nuevo Testamento hablan de impuestos para financiar la opulencia de nobles y templos. “Los imperios egipcio, romano, griego y bizantino colapsaron por su “gasto público”. En la Carta Magna (1215) se estableció que los impuestos se utilizarían por excepción y previo consentimiento del pueblo para proteger bienes y vida de sus dueños.

Altos impuestos desaniman la producción e incentivan la evasión. Inhiben el progreso. Son un robo, dijo Tomás de Aquino (1225-1274). Colbert (1619-1683) zar económico de Luis XIV (1643-1715), decía que “el arte de tributar consiste en desplumar un ganso, a fin de lograr la mayor cantidad de plumas con la menor cantidad de graznidos. La Revolución francesa (1789), la Revolución de México y de toda América surgen rechazando los impuestos. Cuando los ingleses grabaron a las colonias con impuestos surgió la revolución y advino la independencia de EE.UU. Fue el detonante de su creación. El rechazo a los impuestos originó el descubrimiento de América. La “Revolución de las Alcabalas”, la Independencia del 2 y del 10 de Agosto, el 9 de Octubre (1820) y la República, así como las revoluciones rusa y la liberal de Eloy Alfaro siempre fueron contra gobernantes que “imponen” tributos que significan: castigo, carga, obligación forzada. De ahí su denominación: impuestos.

Marx, en el Manifiesto Comunista (1848), promueve el impuesto progresivo (gravar a los ricos para beneficiar a los pobres). No existen “impuestos voluntarios”. Se sustentan en la “teoría” (Robin Hood) que quita a los ricos y da a los pobres. Para aumentar su gasto público. Los “impuestos” son contra el trabajo, el patrimonio y el ahorro. Para el pueblo solo quedan “la muerte y los impuestos”, dijeron Voltaire y Benjamín Franklin. El dispendio, la impunidad y la agresión impuestos por “progresistas” destruyeron grandes y pequeñas civilizaciones. Arthur Laffer (la curva de Laffer, 1980) aconsejó a Reagan: “no es verdad que al aumentar los impuestos habrá mayor recaudación”.