En Ecuador, con la dictadura (1972-1976) del Gral. Guillermo Rodríguez Lara se inició, en gran escala, la explotación del petróleo (combustible fósil). Además de originar corrupción, aún rampante, ilícitas fortunas y un falso desarrollo centralista, generó millonarios ingresos al gobierno. Alemania, Francia, Reino Unido y España no financiarán más proyectos de desarrollo con combustibles fósiles. Los países que aún mantienen combustibles fósiles están tratando de transportar en forma líquida el “gas natural licuado” (GNL). Es mejor opción para monetizar reservas de gas remotas y aisladas. 

El gas natural transportado como líquido a presión atmosférica y a -162 °C, reduce el volumen del gas natural 600 veces. Los derrames de GNL se disipan en el aire y no contaminan el suelo ni el agua. Como combustible vehicular, reduce las emisiones de óxidos de nitrógeno en 70 %. No produce derivados de azufre ni partículas. Para la generación eléctrica, las emisiones de dióxido de azufre SO 2, quedan eliminadas, y las emisiones de CO 2 se reducen en 40 %. Ecuador tiene reservas de gas. También pérdidas de “gas de mechero” en el oriente.

En la producción de petróleo hay oferta limitada para cubrir las necesidades de la generación eléctrica y atender la creciente demanda de industriales del sector privado. Esa oferta es limitada y puede ser cubierta por importaciones de GNL. El sector privado podrá importar el volumen diferencial en relación a la oferta abastecida por la empresa estatal Petroecuador, sometida a la producción de un campo gasífero llamado Campo Amistad, cuya producción está en declive natural, con mucha incertidumbre sobre su potencial real. 

Las diferencias en el precio del GNL en comparación a combustibles como el diésel, GLP y la gasolina hacen viable el transporte a grandes distancias. Una ventaja del GNL es que no vincula puntos de consumo con sitios determinados de producción de gas, por lo que la diversificación de orígenes reduce el riesgo de suministro y aumenta la competencia en el mercado.