En la tierra paz…
Los abusos de los hombres se dan por sus ideologías o en nombre de Dios, por las izquierdas o derechas, por los malos y por los que se dicen buenos.
Al hablar de la Natividad, la Biblia cuenta que a un grupo de pastores se les apareció un Ángel alabando “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad”. Este deseo de “paz entre los hombres” es una constante de la humanidad en todos los tiempos, pueblos y sociedades. La paz es un valor humano fundamental, considerado como el logro del respeto, orden y disciplina, por medio de la justicia y libertad, con la aplicación del derecho como norma jurídica, que determina “los derechos” y su contrapartida de deberes y obligaciones.
Cuántos crímenes se han cometido en nombre de los dioses, desde el paleolítico con sacrificios humanos y luego por las religiones en sus constantes disputas por el poder y territorios, como la conquista de Occidente de los Reyes Católicos, por los ejércitos de oriente al mando de califas musulmanes; y su posterior recuperación por las Cruzadas y Guerras Santas con los Caballeros Templarios.
La conquista de América y otras regiones es símbolo del exterminio del hombre por el hombre por medio de la fuerza, como con los Tribunales de la Santa Inquisición o los Tribunales del Pueblo después de la Toma de La Bastilla. Las matanzas de los ejércitos de Napoleón o los campos de concentración de Hitler en la Alemania Nazi. O los crímenes de Guerra y posguerra en la Rusia zarista y la revolucionaria, así como en China, Camboya, Vietnam o Corea del Norte. Los asesinatos de La Cabaña en Cuba con su “máquina de matar”, o los exterminios en Chile de Allende y de Pinochet.
Los abusos de los hombres se dan por sus ideologías o en nombre de Dios, por las izquierdas o derechas, por los malos y por los que se dicen buenos. Ahora tendencias ideológicas sectarias e intereses políticos están incendiando y destruyendo las sociedades, su hábitat e instituciones, adoctrinando y envenenando las mentes de niños y jóvenes, siendo necesario que el respeto, orden, justicia, solidaridad y amor que simboliza la Navidad, se expanda por toda la humanidad y perdure por los años, trayendo a la tierra paz entre los hombres de buena voluntad.