Policía toda la vida (ii)

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“Pida la baja, fue la quinta frase y la que a cada minuto se volvía a escuchar”

Ser policía es una opción que te glorifica o te condena, pero te convierte en el defensor de la ciudadanía. Continúa el texto:

Estamos para restablecer el orden público y ayudar al ciudadano; aunque muchas veces no recibimos un “gracias” como respuesta, lo hacemos porque es nuestra función y amamos lo que hacemos. Acudimos a llamados sin saber con qué nos vamos a encontrar y allá vamos.

“El policía ni se presta ni se niega, fue la cuarta frase que me dijeron”. Somos los primeros en llegar, la respuesta inmediata a la necesidad del momento. Sufrimos y lloramos cuando no podemos salvar a una criatura. ¡No saben cuánto nos duele! Como si fueran nuestros hijos o sobrinos. Lloramos cuando cae un compañero, amigo o hermano. Si lloramos, obviamente nos duele, porque para nosotros nuestro compañero es nuestra familia, la que se elige por vocación. Todo esto lo sabíamos porque nos lo avisaron, pero otra cosa es vivirlo. Defendemos al ciudadano pues por un celular te quitan la vida y si caen abatidos, terminamos privados de libertad con una justicia que nos abandona y olvida.

“Pida la baja, fue la quinta frase y la que a cada minuto se volvía a escuchar”. Pida la baja y acabe sus sueños, frase que solo a los débiles de alma afectaba, frase que destruía un mundo de sueños en un segundo. Frase que ayuda a clasificar a los que deben y no deben estar en la Policía. Frase que te ayuda a meter ñeque por cumplir tu meta, o frase que te quebranta el alma si solo intestaste probar suerte en la Escuela de Formación.

La frase que nadie me dijo, pero la que más influía estaba en los muros de mi escuela: “En el alma Dios, en el corazón la Patria y en la sangre Policía”. Porque este sentimiento lo vivimos los valientes, a pesar de dar nuestra propia vida a cambio de una bandera en las manos de una madre, a quien con honores se le agradece que su hijo haya cumplido con su función: servir a la comunidad; y solo serás recordado por tus padres, que te llorarán en silencio. Pero pese a ello, todos los días salimos a las calles con la esperanza de poder ayudar a alguien”. Continuará…