Columnas

Uso de la fuerza

'La legalidad determina que el uso de la fuerza se debe dar en atención a lo que la ley determine y su pertinencia.'

Al término de la monarquía, los Estados democráticos limitaron el uso exclusivo de la fuerza a las instituciones armadas y de Policía para el imperio del orden, disciplina, respeto y el derecho.

 La brutalidad policial era propia de regímenes dictatoriales y totalitarios que hacían uso excesivo de fuerza física, ataques verbales y amenazas, siendo usuales los falsos arrestos, intimidación, represión política, racismo, abuso de vigilancia, abuso sexual y corrupción. Usar la fuerza en casos innecesarios, de manera abusiva o cuando no se la requiera para imponer el orden, se conoce como uso excesivo de fuerza

Los documentos Principios básicos sobre el uso de la fuerza, de la ONU de 1990 y el Código de conducta de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, fundamentan el uso de la fuerza en los principios de legalidad, proporcionalidad y necesidad. La legalidad determina que el uso de la fuerza se debe dar en atención a lo que la ley determine y su pertinencia. 

Su uso debe ser proporcional a la amenaza o ataque que pone en peligro el bienestar común o personal, pudiendo llegar a ser letal si el caso lo amerita. La necesidad de su uso se establece solamente cuando la situación lo requiera y no haya otra alternativa. 

En Ecuador la seguridad interna se encuentra bajo la responsabilidad de la Policía Nacional y la externa, en las Fuerzas Armadas; los ciudadanos tienen prohibida su utilización. Ante los graves acontecimientos de protestas sociales que sirvieron de pantalla para los actos de vandalismo, sabotaje y terrorismo que vivió el Ecuador en octubre pasado, una Comisión de la CIDH acaba de presentar un informe en el que luego de describir los acontecimientos, llega a conclusiones sesgadas para favorecer a los agraviados mezclados con los delincuentes terroristas. Los que vivimos dichos momentos somos testigos de que quienes hicieron uso excesivo de la fuerza fueron los manifestantes y delincuentes, que se pretende santificar solo por criterios ideológicos

Ya es momento de parar el adoctrinamiento y la escalada subversiva del Foro de Sao Paulo y afines.