No comimos pavo, Santa

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Por ahí anda el pavo belga sin que se hayan investigado sus muchos atracos...

Querido Santa, las Navidades ya pasaron, pero no alcancé a pedirte algo. Es que pasamos Navidad sin comer pavo, porque una juez “RC style” (no con infinito amor, sino con infinito descaro) lo puso en libertad, pasándose por los zapatos la ley penal que -en su artículo 536- prohíbe sustituir la prisión preventiva en delitos con una pena mayor a 5 años, por medidas sustitutivas. Y esto se llama prevaricato (art.268 COIP).

Mira Santa: esta vez se pasaron. Es demasido ya. Si una juez comete prevaricato, hay que guardarla. Y alguien le debe una seria explicación al país.

Además, la foto del pavo -libre como el viento y sin grillete alguno- es una burla al ciudadano. Y sabemos que los grilletes electrónicos son una mofa, pues los pavos se fugan y no pasa nada. Y ahí es cuando nos desesperamos, porque pensamos que -una vez más- esto se quedará así. Y que la justicia ecuatoriana es solo para los giles.

Por ahí anda el pavo belga sin que se hayan investigado sus muchos atracos. En su entrevista en Radio Centro, Galo Lara revivió algunas de las cifras del saqueo que -también con “infinito amor”, pero para sus bolsillos- perpetrara el prófugo.

Y sobre todo, cómo el ratón entró “de chalaca” a saquearnos desde el primer día, pues Galo Lara le encontró 2 millonarias cuentas en el Berenberg Bank de Alemania (no declaradas, pues no hubiera tenido cómo justificarlas).

Carlos Julio Emanuel nos recordó que hace un año tres meses, se contrató 2 prestigiosas empresas especializadas con el conocimiento de la UAFE y la Procuraduría y que ya encontraron dinero en Panamá y EE. UU. Pero que -como siempre- ¡no pasa nada! Y ahí es donde entra mi pedido Santa. ¿Podrías lograr que alguien -no la Fiscalía, ni la Asamblea, ni la Contraloría, de quienes ya nada esperamos- sino las carmelitas descalzas o quien sea, haga algo? Ya es demasiado Santa. Y andamos mendigando al FMI, cuando el billete del saqueo está ahí.

Es malo que el pueblo pierda la fe antes de las elecciones, pues cuando el descaro llega al límite, la frustración y el despecho se apoderan de la ciudadanía.

Y esta culpa al Gobierno.