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#ConLaMafiaNoTeUnes

Avatar del Roberto López

Lo bueno es que aquí ya no la tienen fácil: el presidente se graduó de estadista antes de posesionarse, al recuperar una confianza popular que lucía perdida por el posible pacto con la banda en la Asamblea. ¡Bien!

La simple frase “No podrán participar en elecciones las personas o las agrupaciones políticas cuyos miembros hayan sido enjuiciados por corrupción”, como reforma a la ley electoral, hubiera impedido el inmenso riesgo en el que estuvo el país el viernes, pues la banda no estaría en la Asamblea. ¿Culpa? Fácil: ¿quiénes hacen las leyes?

Ojo: lo que pasa aquí, como sacar al solitario George y exculpar a Correa usando una “Comisión de la verdad” prohibida por el art. 125 de la Constitución, que solo permite la existencia de comisiones permanentes, es planificado en el Foro de Sao Paulo, que ya en septiembre 20/20, definió acciones pospandemia: “el plan estratégico de desestabilización”. Aprovechar la debilidad económica de los Estados. Bajo la hambruna, generar movilizaciones masivas y actos terroristas como en Chile, Colombia y Ecuador. La formación de guardias paramilitares. Proponer reformas constitucionales y facilitar la toma del poder en Chile.

“Hemos penetrado la equidad de género y el racismo”. Arrinconemos al imperialismo y desmitifiquemos las religiones. Controlemos medios y redes de manera progresiva. Venezuela y Argentina disponen del dinero para la penetración de masas. Medidas ejemplares a los comunicadores que atacan la revolución. Acciones contra los tuiteros. La agenda progresista promoverá el consumo de droga y el aborto como parte del desarrollo de la personalidad. (Y hará que tontos bajo el remoquete de “jueces”, nos hagan el juego). Impulsar la relatividad de los valores: todo lo que favorezca la revolución es bueno. Reformar la educación para el adoctrinamiento en la lucha de clases. Crear células de control ciudadano. Movilizaciones planificadas. Venezuela y Cuba ofrecerán el entrenamiento y capacitación para tal fin. Sembrar en todas las instituciones infiltrados de izquierda. Empobrecer la sociedad para mantener el control social.

Lo bueno es que aquí ya no la tienen fácil: el presidente se graduó de estadista antes de posesionarse, al recuperar una confianza popular que lucía perdida por el posible pacto con la banda en la Asamblea. ¡Bien!