Ya es bastante malo que nos atraquen. Pero que encima nos tomen el pelo, indigna. Ya no solo nos ven la ‘careco’ aquí, sino en México. El ‘show’ de la semana pasada y las mentiras oficiales son la prueba: 

1. El falso asilo. La Ley sobre refugiados, protección complementaria y asilo político de México, (art. 61) exige que para otorgar el asilo a alguien, debe encontrarse en peligro, “su vida, su libertad o seguridad” y carecer “de la protección de su país”. Ay Gaby: la persecución es sangrienta, pero… ¿tú, “perseguida política”, probaste ante las autoridades mexicanas que peligra tu vida? 

2. La payasada. Si así fuese, la Cancillería -antes de darles pasaporte oficial, beca de estudios y pasaje a Disney- debió exigir a México las pruebas del atentado contra la vida, libertad o seguridad de la Gaby. Assange tuvo que quedarse a vivir en Londres muchos años porque -pese a que estaba asilado en la embajada- no podía ir al aeropuerto sin el salvoconducto. Aquí, casi la llevamos en hombros. Estamos llegando a febrero. ¿Por qué nadie acusó a Eliota Ness y “los intocables” desde octubre? ¡Qué payasada! Que justo el día posterior a la salida de los “migrantes” apresen al papi acusado de enriquecimiento ilícito por casi 6 melones no ayuda mucho. Que lo suelten al día siguiente sin haber justificado el origen de los fondos, peor. ¿Quién les cree? 

3. “No se puede destituir a los asambleístas asilados en México, asegura vicepresidente de Asamblea” reza un titular. Aún con la boca abierta ante el descaro de la mentira, abro la “Montecristi Constitution” y leo: “Quien incumpla alguna de estas prohibiciones perderá la calidad de asambleísta, además de las responsabilidades que determine la ley”. 

4. Leo la ley de la Asamblea: “Art. 115.- Cesación de funciones de los asambleístas.- …cesarán en sus funciones por los motivos siguientes: 3. Destitución conforme al trámite previsto en esta ley”. Y aun si no lo dijera la ley, la Constitución está sobre todas las leyes.

Ya sé: los asamblelistos hablan un castellano diferente y entienden al revés lo que usted ha entendido correctamente, lector.