La séptima regla de Goebbels enseña a bombardear a la sociedad con tal carga de información que pierda su capacidad de respuesta. Los hechos: durante el carnaval, un lelo anuncia la posible candidatura de otro lelo que es bilingüe. (No puede porque la Constitución prohíbe la reelección más de una vez y él se ha reelegido dos). La hermana del flamante cónsul en Queens, EE. UU., más conocida como ‘Diani’, se pega el ‘dream trip electoral’ por Nueva York, Yakarta y Estambul, donde -a duras penas- hay cuatro votantes. Nombran a un correísta de cepa director departamental en la Contraloría, ante las fingidas protestas del tuitero belga, cuando él mismo es quien está detrás. El objetivo era ponernos a discutir pend… mientras nos daban el carnavalazo: la camuflada reforma al COIP. Que -según lo usual- viene con premio gordo: la vinculación del recurso de revisión de Correa a informes internacionales de derechos humanos. Convenientemente camuflada bajo el incremento de penas para que los ‘amiwis’ del PSC eviten el veto total. Y con la absurda reforma que obliga a la Fiscalía a informar sobre sus investigaciones. Así nos distraen del objetivo fundamental: la revisión de la sentencia belga.

El descomunal giro dado por Correa respecto de la CIDH a la que amenazó, luego financió y en la cual terminó metiendo sus alfiles, es lo que nos da una certeza más grande que la espantosa estatua de Kichner en Unasur. ¿Por qué el correísmo quiere vincular un dictamen administrativo/CIDH a un recurso jurisdiccional? Piense mal y acertará: el informe/CIDH ya está listo.

Somos una sociedad que no reacciona. Sabiendo que el narcosocialismo está dedicado a lograr que sus expresidiarios-expresidentes se vuelvan a postular mediante la anulación masiva de sus sentencias, como hicieron con Lula, somos incapaces de cortar el nudo gordiano como Alejandro Magno. Por eso les seguimos permitiendo participar en elecciones para que obtengan un fuerte bloque legislativo y nos hagan estas porquerías desde la Asamblea.

La culpa es nuestra pues ya está prohibido por la consulta/Lenín, pero dejamos a la banda ‘política’ seguir participando.