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Roberto López Moreno | No nos haga reír, AMLO

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¿Disculpas? No nos haga reír, AMLO. Nuestra acción fue la respuesta a su agresión. Esperamos las suyas.

Las relaciones entre Estados, se regulan mediante tratados. Estos establecen las obligaciones de cada uno. El asilo se encuentra regulado por el tratado conocido como Convención de Asilo Diplomático de Caracas, que establece:

Artículo IV.- Corresponde al Estado asilante la calificación de la naturaleza del delito o de los motivos de la persecución.

Pero para que exista ese Estado “asilante” al que se refiere el tratado, primero debe haberse concedido el asilo. No es posible hablar jurídicamente de “asilante” ni “asilado”, si no existe una concesión previa de asilo. Y también, el documento de calificación de la naturaleza política del delito. Documento que no existe.

Además, para poder conceder el asilo, hay un requisito de admisibilidad de la solicitud: Artículo III. No es lícito conceder asilo a personas que al tiempo de solicitarlo se encuentren inculpadas o procesadas… o estén condenadas por tales delitos y por dichos tribunales”. ¿Dónde está la certificación de que Glas no tiene condenas en el Ecuador? Si México quería tener la condición de Estado “asilante” para poder calificar de político el asilo, tenía que cumplir con la exigencia del tratado y ANTES de la concesión del asilo, requerir al solicitante (aún no “asilado”), que justifique la inexistencia de procesos o condenas en su contra, pues de lo contrario estaba incumpliendo el requisito establecido en el artículo III del tratado, como efectivamente sucedió. Glas nunca tuvo jurídicamente la condición de “asilado”, porque México no se la dio.

Lo más grave: la sentencia de Glas exterioriza la potestad soberana del pueblo del Ecuador de administrar justicia, según manda la Constitución:

Art. 167.- La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por los órganos de la Función Judicial…”. Y este es el más serio problema de México: al desconocer nuestras sentencias, violó la potestad soberana del pueblo del Ecuador de administrar justicia en su territorio. Por ende, nada nos obliga a respetar el suyo.

¿Disculpas? No nos haga reír, AMLO. Nuestra acción fue la respuesta a su agresión. Esperamos las suyas.