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Con Serrano nadie se mete

"El Ecuador ha gastado 6 millones de dólares en la seguridad personal del ex hombre duro de la Policía correísta. 230 mil solo en lo que va del año"

Imagen P07 SERRANO INTOCABLE
"Hoy, el hombre que celebró en Manta el millonario matrimonio del hijo del famoso narcotraficante venezolano Roberto Rincón, dice que los carteles le tienen amenazado".Adrián Peñaherrera

Secreto a voces en la política nacional: con José Serrano nadie se mete. ¿Por qué? Nadie lo dice. Le temen. Pregunten en la Asamblea Nacional. Pregunten en Carondelet. Hubo asambleístas que por chanchullos menores fueron destituidos y eso está muy bien, nadie quiere legisladores dedicados al chanchullo. Pero es que a Serrano lo descubrieron conspirando con un prófugo de la justicia, el excontralor Carlos Pólit, para bajarse al entonces fiscal general del Estado. Eso sí es un escándalo de proporciones. Pero ahí sigue. Perdió la Presidencia pero no el escaño, es decir: conservó la inmunidad. Y cuando uno trata de averiguar por qué pasan esas cosas, te responden: con José Serrano nadie se mete.

Una información publicada esta semana en diario Expreso, sin embargo, revela que el ex hombre fuerte de la Policía correísta parece tener más miedo del que le tienen a él, que ya es bastante. Para mantenerlo tranquilo, los ecuatorianos hemos gastado 6 millones de dólares (230 mil solo en lo que va de este año) en el despliegue de seguridad que lo acompaña a donde va (a él y a su familia). Hasta sesenta policías han llegado a custodiarlo. Hoy tiene una decena: los mismos que lo acompañan desde su época de ministro, es decir, prácticamente, su guardia pretoriana de uso personal. Y como el mando policial quiere sustituirlos, él ha puesto el grito en el cielo en una carta que dirigió al presidente de la República. No quiere Serrano policías diferentes: quiere los suyos. ¿Y eso?

Que un personaje como Serrano, cuatro años después de haber dejado el Ministerio del Interior, continúe consumiendo tantos recursos públicos en su seguridad personal (cosa que no ocurre con ningún otro exministro de esa cartera) es algo que requiere una explicación. Él dice que esto obedece a un análisis de riesgos. Tan denodadamente luchó contra el crimen internacional y el narcotráfico cuando estuvo al frente de la Policía, asegura, que todavía recibe amenazas de muerte de los carteles.

Raro: de lo que se recuerde, José Serrano se hizo célebre no por luchar contra los carteles sino contra los vendedores de esquina. Fue él quien declaró la lucha contra el microtráfico como la prioridad en materia de política antidrogas del Estado. Lo hizo en 2014, poco después de recibir un informe de Inteligencia que aconsejaba exactamente lo contrario. Bandas armadas al servicio del cartel de Sinaloa se han adueñado del norte de Esmeraldas, decía ese informe, pródigo en detalles, que este diario conoció y publicó cuatro años después. ¿Y qué hizo Serrano? Se dedicó a la caza de pequeños traficantes en el barrio Garay, en Guayaquil, o en Solanda, en Quito. El resultado está ante nuestros ojos: nunca los carteles de la droga prosperaron tanto en este país como durante el período de José Serrano al frente del Ministerio del Interior. Es un hecho.

Hoy, el hombre que celebró en Manta el millonario matrimonio del hijo del famoso narcotraficante venezolano Roberto Rincón, dice que los carteles le tienen amenazado. Puede ser cierto y puede ocurrir por mil motivos. ¿Eso le da derecho a mantener su pequeño ejército personal pagado con dinero público? Que le quieren cambiar de policías para monitorear sus actividades como asambleísta, dice en su carta al presidente de la República, y califica esa pretensión como “nueva vulneración de mis derechos”. Eso solo puede ser un chiste: quizá si asistiera a las sesiones se le podría tomar un poco en serio.