La medición adecuada de la pobreza
Parásito, película ganadora del Oscar en 2019, atrajo un público global por su fascinante retrato de la tremenda desigualdad del ingreso en Corea del Sur
Parásito, película ganadora del Oscar en 2019, atrajo un público global por su fascinante retrato de la tremenda desigualdad del ingreso en Corea del Sur. Su representación de la creciente sensación de alienación de un hogar de bajos ingresos tuvo una amplia resonancia porque sentimientos similares son palpables en muchos otros países. La brecha entre ricos y pobres está aumentando por los desafíos del COVID-19 y el cambio climático. Los pobres padecen más los tiempos de crisis pues carecen del capital social que protege a quienes están mejor preparados. Por eso es imperativo que las autoridades enfrenten la creciente brecha entre ricos y pobres y diseñen redes de seguridad para quienes más las necesitan. El Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), que da seguimiento a medidas no relacionadas con el ingreso como educación, salud y estándares de vida, es una herramienta esencial para mapear la dimensión del problema, tras años de usar métodos caducos para medir la pobreza. El IPM sigue desempeñando un papel en la respuesta de Malasia a la desigualdad del ingreso. En abril de 2021, Fatimah Kari, profesora de economía especializada en pobreza en la U. de Malaya, condujo un estudio de IPM entre el 40 % inferior de quienes generan ingresos en mi distrito electoral de Permatang Pauh en Penang. El objetivo del estudio era reflejar el impacto de la pandemia en hogares empobrecidos. Junto con los índices habituales, el estudio evaluó la pérdida de ingreso debida a la pandemia, el acceso relativo a la educación en línea para menores de edad y el bienestar general en el contexto del confinamiento durante las cuarentenas. El proyecto piloto apuntaba a probar un prototipo “ajustado al COVID” para medir la pobreza que pudiera ser adoptado por el gobierno federal de Malasia a nivel nacional. Seis meses más tarde, Mustapa Mohamed, uno de los ministros del Dpto. de Asuntos Económicos del primer ministro, anunció la intención del gobierno de reformular la metodología del IPM nacional en respuesta al estudio. La nueva metodología complementaría el diseño de programas de redes de seguridad más sólidos, lo que fue bienvenido por los legisladores que habían estado llamando al gobierno a usar el IPM para entender y suplir las necesidades de los hogares de menores ingresos. Fue un cambio oportuno: aparte de las dificultades económicas causadas por la pandemia, el país ha sido devastado por fuertes lluvias. Se estima que el último desastre afectó a 80.000 personas en nueve estados. En lo inmediato, las ONG y grupos comunitarios aportaron en los esfuerzos de organización y distribución de ayuda. Mayos y malayas arriesgaron sus vidas para rescatar víctimas en las áreas más afectadas, versus la relativa falta de preparación del gobierno. La actual administración ha recurrido a planes de ayuda rápida para amortiguar el impacto de la pandemia, con profundas consecuencias para el presupuesto total. A medida que Malasia intenta recuperarse de la pandemia e inundaciones, tiene la oportunidad de adoptar políticas eficaces para mejorar los niveles de vida de las comunidades vulnerables. El desarrollo de un IPM realista es un primer paso necesario; permitiría al gobierno comprender en detalle los principales retos: falta de higienización y acceso a agua potable, y cobertura de internet para educación en línea. Los estudios de IPM bien diseñados pueden traer estas importantes facetas de las vidas de la gente a la atención de las autoridades, medir la brecha entre los más ricos y los más pobres, y que los gobiernos comiencen a mitigar las tensiones sociales que Parásito mostró con tanta brillantez.