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Su voto y su dinero

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Repetir la elección tiene una consecuencia: unos ecuatorianos votamos a ojos cerrados y otros lo harán sabiendo los resultados

¿Se imagina que, en pleno Siglo XXI, usted tuviese que ir, personalmente, con su identificación, al banco para hacer retiros de dinero para hacer sus diversos pagos, haciendo cola en otro banco para depositar a algún acreedor o yendo a distintas dependencias a pagar la luz, el agua y el teléfono? Pues eso mismo hacemos los ecuatorianos al votar: igual que en el siglo XX, más allá de algunas ventajas tecnológicas que nos permiten saber cómodamente el recinto electoral, tenemos que acudir personalmente, con nuestra cédula, hacer cola, recibir una papeleta física en la que marcamos nuestra preferencia con un esfero, para luego meterla en una caja, firmar el rol de sufragantes y recibir un papel que nos sirve para los trámites. Luego esperamos los resultados que se basan en un conteo manual (que se hace a puerta cerrada, a diferencia de otras naciones) y en unas actas llenadas a mano. Ni siquiera tenemos voto electrónico. Es más, ni siquiera se comprueba nuestra identidad de modo seguro (no hay máquinas capta huellas), por lo que todo depende del buen ojo y del cuidado de los miembros de mesa, lo que en nada garantiza casos de suplantación (a veces voluntaria) en un acto que debe ser personalísimo. Es que hay desconfianza en el voto electrónico, se dice. ¿Usted confiaría en un banco que, para recibir un depósito o realizar un retiro, tenga un tarjetón físico correspondiente a su cuenta en el que el cajero apunte la transacción? ¿Usted confía su dinero a las nuevas tecnologías y no su voto? Extraña cosa.

Con su acostumbrado optimismo irresponsable, sin siquiera voto electrónico, el legislador dio un salto: el voto telemático. Claro que es deseable llegar a votar en el celular, con el que, incluso, se podría comprobar la identidad del votante con su huella digital, su cara y su iris ocular. Pero no. Se hace un plan piloto respecto de la elección en el exterior (algo ordenado por la ley) sin tener reglas específicas para voto telemático, al extremo que se anulan las elecciones en todas las circunscripciones con una causal ajena como es la “suplantación, alteración o falsificación del registro electoral”, lo que no ha ocurrido.

Repetir la elección tiene una consecuencia: unos ecuatorianos votamos a ojos cerrados y otros lo harán sabiendo los resultados. No me imagino esto en una elección apretada como la de Lasso y Yaku en 2021.