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Rafael Oyarte | Desgaste

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Nombrar a un muy capaz y conocedor Enrique Herrería no otorga patente de corso para que otros hagan tonterías

El ejercicio del poder, en general, hace que surjan discrepancias, lo que va desgastando, no solo cuando las decisiones pueden ser necesarias pero impopulares. Los subsidios indiscriminados son ‘pan para hoy y hambre para mañana’, por lo que si bien eliminar algunos fue una decisión responsable, no se le puede exigir al ciudadano, en especial de sectores desfavorecidos, que entiendan y acepten alegremente una suba de precios en cualquier cosa, menos aún si se trata de bienes y de servicios públicos. Por supuesto que eso, en nuestros países, es un caramelo para el político de oposición que cree que diciendo que no lo haría, se entrega a la crítica fácil: alimentarse del hambre ajena es el hábito infame de muchos dirigentes. Pero otra cosa es que el propio gobernante erosione su régimen, pareciendo que vive otra realidad (viajes y paseos en carro) o promoviendo nombramientos abiertamente inadecuados. Lo de Mario Godoy en el Consejo de la Judicatura (CJ) es paradigmático: no fue en la terna del jefe del Estado sino del presidente de la Corte Nacional de Justicia (CNJ), porque quien preside el CJ es, precisamente, quien proviene de la terna de la Corte. Lo nombró el Consejo de Participación (CPCCS), pero no se ignora cuando es el primer mandatario quien tiene una posición dominante en el órgano designador. Cuando Juan Carlos Benalcázar, el otro integrante de la terna de la CNJ, dijo que dentro del CPCCS le habían indicado que de gana se presentaba porque todo “estaba dicho” respecto del nombramiento de Godoy, el silencio entre los miembros del CPCCS fue ensordecedor: ninguno de ellos se atrevió a inquirirlo en su comparecencia pública, quién le había dicho semejante despropósito. El que calla otorga. Con lo que ahora ha quedado en evidencia que el Gobierno y su bancada parlamentaria pretendan hacer mutis o ‘patear la pelota’, no incoándole juicio político sino un mero procedimiento documental. Es que con eso se obtendrán pruebas, nos dicen. Que a todo juicio político preceda una comparecencia es una cuestión que no resiste el más mínimo análisis, ni en los hechos ni en la norma. A esta situación súmele que ministros, como doña Sade Fritschi, se festejan diciendo que se los llamó al gobierno porque habían puesto un comentario en el Instagram del electo presidente. No me ayudes compadre, se llama eso. Nombrar a un muy capaz y conocedor Enrique Herrería no otorga patente de corso para que otros hagan tonterías. Cuidado, que del desgaste, caer en una debacle no es difícil.