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Rafael Oyarte: Cuidado con la consulta

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Daniel Noboa va a una consulta sin que, a la fecha, haya vocería que explique a la gente las preguntas

Dos cosas se deben tener presentes: las consultas populares no son elecciones y el exceso de confianza es lo peor que puede ocurrir, no solo en política, sino en el ejercicio de la profesión, en el deporte, en los estudios y en todos los campos de la vida.

El 21 de abril habrá una consulta popular y al menos la apariencia da a entender que el Gobierno está más que confiado en un resultado positivo, pese a todos los ejemplos que, unos más recientes otros más añejos, han dado al traste con el optimismo gubernamental. De este modo, consultas ganadas en encuestas fueron adversas, como ocurrió en 1986, 1995 y 2023. Pero no son solo esos casos estrepitosos los que deben orientar un análisis, porque se puede pensar que la impopularidad que los mandatarios tenían en esos momentos llamaba a esos resultados: un León Febres-Cordero, que sufría graves problemas económicos y había visto la sublevación del general Frank Vargas Pazzos; un Sixto Durán-Ballén que encabezaba un gobierno débil y cuyo vicepresidente había salido del país por una persecución judicial; y un Lasso cuya incapacidad era evidente.

En una elección el ciudadano escoge su candidato por múltiples razones, buenas o malas, porque le gusta o porque le parece peor el contendor, en especial en segunda vuelta. En una consulta no, incluso si el proponente pone la cara, pues como no tiene contendor visible la posición contraria se aglutina, por razones plausibles o no. Así, Correa, que como nadie ganó la presidencia en primera vuelta en 2009 y en 2013, raspó una victoria en la consulta de 2011 tan apretada que con las reglas de la Constitución del 98 la perdía de arriba abajo. Le quedó aprendida la lección: en 2015 no se atreve a proponer la reelección indefinida por referéndum, sino que dispone de su mayoría parlamentaria para le apruebe esa enmienda, luego declarada inconstitucional.

Daniel Noboa va a una consulta sin que, a la fecha, haya vocería que explique a la gente las preguntas. Y no se trata de cualquier improvisación, como intentó Lasso, pero en este caso no hay nada. ¿Exceso de confianza o estrategia? Hay cosas que la izquierda atacará frontalmente: contratación por horas y arbitraje internacional. Por debajo, otros tampoco querrán la extradición (ahora sí, no a medias como la de Lasso) ni jueces constitucionales. Socavar al gobierno promoviendo el No, tampoco es descartable.