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Priscilla Falconí Avellán | Donar en educación: todos ganan

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Lo notable del programa es que combina impacto social con un incentivo tributario positivo

La educación es un derecho y una herramienta poderosa para reducir la pobreza, mejorar la salud, cerrar brechas de género, fomentar la inclusión y construir paz y estabilidad. Pero, sobre todo, es el motor más eficiente del desarrollo.

El Banco Mundial ha demostrado que, en promedio, cada año adicional de educación formal aumenta un 10 % los ingresos laborales. Invertir en educación no es solo un asunto moral, es una decisión estratégica para formar capital humano productivo, innovador y capaz de hacer crecer negocios… y al país.

Tuve el honor de participar en un desayuno donde se presentó el programa de becas de Innova Schools, red de colegios privados nacida en Perú, que ofrece educación de calidad a precios accesibles. Hoy cuenta con 80 colegios en América Latina y planea abrir 32 en Ecuador en los próximos 10 años. 

En el ciclo 2025-2026 operarán cuatro sedes en Quito, con más de 74.000 estudiantes, de los cuales nueve de cada diez irán a la universidad, según sus estadísticas. Innova ya trabaja en su apertura en Guayaquil para 2026. Su modelo combina metodologías activas, tecnología educativa y formación socioemocional, enfocado en preparar a sus estudiantes para los retos del futuro.

Las becas están dirigidas a estudiantes en situación de vulnerabilidad, con discapacidad, excelencia académica o hijos de trabajadores de donantes. Lo notable del programa es que combina impacto social con un incentivo tributario positivo. La ley permite descontar hasta el 150 % del valor aportado a programas certificados. 

Por cada dólar donado, el SRI reconoce $1,50 como gasto deducible en el Impuesto a la Renta. Este beneficio -previsto en la Ley de Régimen Tributario Interno y gestionado por Innova- convierte una acción de responsabilidad social en una decisión financieramente inteligente, considerando que los colaboradores también pueden favorecerse.

Este proyecto busca prevenir el abandono escolar, fortalecer la equidad y abrir oportunidades reales. Demuestra que, cuando Estado, sector privado y sociedad civil se alinean con un propósito, no solo se generan resultados: se transforman realidades.

Invertir en educación es impulsar al Ecuador… y, al final, a cada uno de nosotros.