Su única posibilidad

En democracia la extrema izquierda no es reelegida jamás, porque rápido y fácil la gente se da cuenta de que le metieron cuento
Chile parado al borde de la cornisa decidió no saltar al vacío, lo que habría sido inmolarse a guisa de que las cosas tienen que cambiar.
Esta decisión del pueblo chileno nos permite hacer algunas reflexiones, y desde luego hacer algunas previsiones.
Indudablemente la mayoría del pueblo chileno quería alguna forma de cambio. Se podría argumentar mucho sobre la infiltración de grupos violentos en las manifestaciones de octubre de 2019; pero es innegable que el sentimiento de hastío con la clase política y la búsqueda de probar una medicina distinta para curar algunos males que provoca la ley de crecimiento desigual, condujeron al país a elegir presidente a Gabriel Boric.
Esa pateada del tablero les duró poco a los chilenos. No es difícil encontrarse en el corto plazo cómo la extrema izquierda genera un ambiente de desconfianza interna y externa, y con ello disuade cualquier interés de inversión en el mediano plazo. No es difícil entender que la falta de confianza en el futuro empieza a golpear los índices visibles de estabilidad en una economía, como el tipo de cambio o el comportamiento de ciertos precios. Esto lo entiende el votante, y en la primera oportunidad que tiene lo hace saber. Si a ello se le combina una propuesta de Constitución de extrema izquierda, la respuesta abrumadora es la que se produjo.
¿Qué posibilidad tiene la extrema izquierda? La de siempre, tratar de tomar por la fuerza lo que no les es posible por la razón. Como que ocurre con ciertos dirigentes mafiosos de Ecuador, que están absolutamente conscientes que no accederán democráticamente al poder nunca; provocarán movilizaciones, paros, bloqueos de vías, destrucción de la propiedad pública y privada, todo para intimidar al ciudadano común y chantajearlo para que acceda a sus propuestas a cambio de la paz social.
Un gobierno extremista puede llegar al poder democráticamente, pero no puede perpetuarse en democracia; si a la gente le va bien y prospera, querrá libertad, y si las cosas van mal, no los querrán volver a ver. La violencia y el autoritarismo es su única posibilidad. Se los doy firmado.