Columnas

Bolívar y Guayaquil

Hay quienes señalan a Bolívar como un autoritario que le impidió a Guayaquil su libre determinación como nación.

Lleva bastante tiempo la controversia sobre Simón Bolívar en la vida de Guayaquil, desencadenándose hace pocos días en las redes sociales una acalorada discusión, no solo entre guayaquileños sino también con la participación de ecuatorianos de otras latitudes. De un lado se hace referencia a documentación (cartas de su autoría) que señala a Bolívar como un autoritario que le impidió a Guayaquil, bajo la amenaza de las armas, su libre determinación como nación. También se menciona, y aquello duele un poco menos, pero duele, que Bolívar gravó el comercio exterior, que era la base del progreso de la ciudad y su región. Desde luego la acusación se extiende al uso de esos recursos de manera lejana al beneficio de sus contribuyentes. 

No es de extrañar que doscientos años después también eso moleste. En el otro lado están quienes ven a Bolívar como el gran gestor de la liberación de nuestro país, y quien impidió que se nos anexara a Perú, derrotando tal intención en la batalla de Tarqui en 1829; irónicamente teniendo en el lado de los derrotados como primer comandante a un cuencano. Pero de lo que pocos hablan es de que luego del 9 de Octubre de 1820, los realistas aún estaban fuertes en la cordillera, y su intención era retomar Guayaquil para la Corona. Fue Sucre, mandado por Bolívar, no otro, quien lo impidió. Si bien Huachi no fue la mejor de las hazañas, sí lo fue el triunfo de Yaguachi, dejando finalmente a salvo de la reconquista al Puerto. 

Especulo qué mala suerte habrían corrido los próceres de entonces: Olmedo, Villamil, Escobedo, Febres Cordero, Elizalde y otros, si a tiempo no estaba Sucre para impedirlo. Quién sabe si otro 2 de agosto quiteño. Doscientos años después, y muy lejos de las circunstancias, es muy difícil juzgar a Bolívar por pretender que no se vaya de su dominio una región tan rica como Guayaquil, tanto como juzgar a Lamar por buscar hacer de Cuenca y Guayaquil territorio del Perú, o quizá a Olmedo por firmar la Constitución de Cádiz, donde seguíamos siendo una colonia más. Cada evento tiene su momento; al final es el hombre y sus circunstancias.