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¿Estamos preparados?

Avatar del Paúl Palacios

Guayaquil siempre respondió institucionalmente a sus amenazas; hoy se presentan nuevas y mayores amenazas. ¿Estamos preparados?

Guayaquil ha tenido una trayectoria admirable en su capacidad de movilizarse como sociedad civil para hacer frente a las circunstancias que han amenazado su supervivencia. Su enorme vulnerabilidad frente al fuego por la construcción de sus viviendas, su larga estación seca y su proximidad antaño a bosques (hoy desaparecidos), provocó la creación del cuerpo de bomberos en 1835, siendo la entidad fundada para ese efecto más antigua de América Latina. Una situación similar ocurrió con la respuesta frente a los temas de salud, cuando la distancia frente al poder obligó a crear un sistema hospitalario a través de la Junta de Beneficencia y otras organizaciones muy valiosas como Solca. Muchas de ellas no solo acogen a personas de todo el país que acuden en busca de ayuda médica, sino que además han proyectado su presencia en otras provincias. Un caso similar ha ocurrido en educación, donde la insuficiencia de presencia pública obligó a los guayaquileños a crear entidades e iniciativas muy diversas para personas vulnerables, siendo remarcable hoy el programa de Unidos por la Educación, liderado por empresarios no solo guayaquileños, Fasmad y también la plausible iniciativa Unedis que lleva adelante la Sociedad de Beneficencia de Señoras. La asistencia alimentaria humanitaria no ha sido la excepción, poniendo a prueba con mucho éxito al Banco de Alimentos Diakonía durante el terremoto de 2016, y siendo la base logística de Unidos Alimentamos Más durante la pandemia.

Sin embargo, hoy surgen nuevas amenazas, más críticas y letales: debemos enfrentar la dependencia de sustancias lesivas en niños, jóvenes y también adultos. Guayaquil es vulnerable a amenazas naturales, antrópicas, sanitarias, de seguridad pública y de otra diversa naturaleza. ¿Estamos los ciudadanos de Guayaquil preparados para responder como individuos, familias, barrios o comunidad en general frente a tales amenazas? ¿Saben nuestros niños y jóvenes cómo reaccionar, y organizarnos rápidamente para disminuir o evitar daños o muertes? Nadie nos va resolver la vida, nunca pasó. Guayaquil debe estar preparada siempre.