Paúl E. Palacios | El derecho al cacareo

Al crimen transnacional, enfrentarlo sin asistencia y presencia de potencias extranjeras será muy difícil
La Asamblea aprobó la presencia de instalaciones militares extranjeras en el país. Esta aprobación pasará a conocimiento de la Corte Constitucional como paso previo para que se realice un referéndum que provoque una reforma constitucional. La conclusión del Gobierno, y de gran parte de la población, es que no podemos doblegar al crimen organizado transnacional, ya afincado en el país, sin la ayuda de la comunidad internacional.
Era de esperarse la oposición de quienes miraban a otro lado cuando las FARC usaban el territorio nacional como sus bases. No nos debía extrañar que cacaree quien fue a Venezuela con un alto oficial de la Infantería de Marina para solicitar asistencia en la formación de milicias. No nos debería sorprender que lloren soberanía quienes han apedreado a la fuerza pública, y otros que han pasado el bidón de gasolina no precisamente para encender una parrillada.
¿Es acaso Japón menos soberano por admitir las bases extranjeras en Okinawa y Yocota? ¿Es Alemania menos soberana por admitir la base extranjera de Ramstein, o Reino Unido la de Alconbury? ¿Ha violado la libertad de Corea del Sur la base de Casey? Faltaría espacio para nombrar las de Italia, España y otros países europeos.
Por cierto, seguramente para los ‘patriotas’, todos esos países son políticamente subyugados por el imperio. Pero eso sí, contratar un mal servicio médico cubano, a despecho de los médicos ecuatorianos, o contratar ‘educadores’ también de ese país, ambos para que vengan a adoctrinar ideológicamente a los jóvenes, eso no es violar la soberanía; no, eso es lo que llamaríamos un intercambio de héroes de la patria grande.
Esos que en la Asamblea se rasgan las vestiduras, aplauden la invasión y colonización militar cubana de Venezuela, son los mismos que expulsaron la Base de Manta que permitía disuadir el acceso de narcoavionetas y la salida de droga por mar.
Esos que desmantelaron la comunidad de inteligencia de la fuerza pública, son los mismos que abrieron las fronteras a tutifruti que quisiera venir.
Háganse cargo de sus pecados y dejen de cacarear soberanía. Nadie les cree.