Paúl Palacios: ¿Quién administraría la jubilación patronal?

La reforma a la jubilación patronal podría convertirse en un cambio histórico en el curso de desarrollo del país
La semana pasada recalcamos la importancia y urgencia de modificar el sistema de jubilación patronal. Indicamos también que era recomendable que los recursos acumulados en beneficio de los trabajadores no sean administrados por el IESS (Biess para ser exactos). Es natural que exista controversia por esa recomendación, y expongo las razones de mi opinión.
No solo en Ecuador, sino en todos los países donde existe el manejo estatal de los recursos previsionales, la presión para que dichos recursos sean invertidos en títulos del Estado es enorme.
En el caso de la jubilación patronal, la presión de liquidez sobre el sector productivo será muy importante, por tanto, de alguna manera esos recursos deben volver al sector productivo a través de su inversión en el mercado de valores.
De esa forma, como una variable agregada, la liquidez en el sistema no se modifica, pero los plazos de inversión sin duda se alargarán porque debería haber un calce entre los pasivos -los requerimientos de los jubilados- y los activos financieros que cubrirán esos requerimientos.
Se vislumbra entonces un crecimiento del financiamiento para vivienda y para el sector inmobiliario en general, tanto como para proyectos de infraestructura privada, que hoy no logran financiamiento. Esto, entre otras decisiones económicas, fue lo que impulsó el crecimiento exponencial de Chile en su momento.
La clave del sostenimiento del sistema deberá tener tres pilares: la decisión del beneficiario (trabajador) respecto de quién administra sus fondos, donde por cierto si el Biess quiere entrar a competir, puede hacerlo.
En segundo lugar, la supervisión de un ente especializado respecto de los administradores de dichos recursos. Esto es clave para mantener la confianza en el tiempo. En tercer lugar, que los costos al beneficiario sean razonables, sin que salga más caro ‘el huevo que la tortilla’.
Estamos a un paso de que con decisión política se logre transformar el ahorro nacional en un instrumento potente de crecimiento económico.
Ojalá el Gobierno no se quede solo en el deseo. Nos toca a todos empujar.