Servilismo e irracionalidad

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El mayor número de plazas que habrían quedado libres son en fisioterapia, especialidades oftálmicas y técnicos en imagenología.

El afán de servir al patrón “yankee”, del que creíamos habernos liberado durante la década anterior, vuelve aún con más fuerza a manifestarse en los actos de gobierno de Lenín Moreno, al que parece no haberle llegado aún la palmadita en la espalda que esperaba de la mano del supremacista Trump, que ojalá Dios y el pueblo norteamericano no permitan volver a intervenir en los destinos del mundo con un nuevo mandato, pese a haberle entregado en bandeja la cabeza de Julian Assange y haber contribuido con gozo y saña a la destrucción de Unasur, permitiendo coetáneamente la aparente resurrección de la OEA, ese apéndice de la política estadounidense ahora en el extremo de parcialidad ideológica y desvergüenza con Diego Almagro en la Secretaría General. 

Así Lenín Moreno sigue el peor ejemplo que tuvo a mano: el de Bolsonaro en Brasil, quien sacó de las selvas de la Amazonía a 5.000 médicos cubanos que allí servían, como ahora lo hace Moreno con 347 médicos cubanos que trabajaban en el país, según lo anunciara a través de la ministra de Gobierno María Paula Romo, quien señaló con ingenuidad impropia de ella y de sus funciones, que esas plazas médicas que quedaron vacantes se las esperaba llenar, hasta inicios de diciembre, con especialistas ecuatorianos. 

El mayor número de plazas que habrían quedado libres son en fisioterapia, especialidades oftálmicas y técnicos en imagenología. Pronto constataremos la vacuidad de esta promesa que de ningún modo salva la ingratitud vergonzosa del gobierno de Ecuador de hoy para con la colaboración de la caribeña isla ejemplar. 

Cuba pudo sobrevivir al brutal bloqueo al que lo sometió la potencia norteamericana tras su fracasado intento militar de Bahía de Cochinos con la acendrada educación universitaria que dispensó a los cubanos en todos los campos del saber, habiendo sido de vital importancia la oferta internacional de los ‘tours’ de salud, en los que por un precio realmente módico, en tiempo récord, se hacía exhaustivos exámenes médicos a los usuarios, con especialistas en todas las ramas médicas, siendo esa quizá una de las mayores muestras de solidaridad humana en el campo de la salud y la mejor prueba de un socialismo ejemplar, que hoy más que nunca estamos muy lejos de emular.