Columnas

Enfrentar la criminalidad

Alcanzados los límites de seguridad de la pandemia con el porcentaje de población vacunada, ahora le toca al Gobierno ir a la raíz del problema que nos asuela: la violencia criminal desatada en el país con el auge de asesinatos cometidos por sicarios motorizados y a veces simplemente a pie, como ocurre con frecuencia, en Manta, en Manabí, o Durán y Guayaquil, en el Guayas, que parecen ser los focos de criminalidad. “17 asesinatos en 90 horas en Guayaquil” era un titular del diario el 31 de agosto y otro de El Universo del 21 de este mes: “Al menos 13 asesinatos se ejecutaron en fin de semana en la provincia del Guayas”. Lo peor es que los denunciantes que a veces reconocen a los delincuentes, luego se retractan, intimidados por los delincuentes, a veces bandas organizadas y con funesta fama, como Los Choneros, y otras, que llegan al extremo de amenazar incluso a fiscales y jueces como ha sucedido especialmente en Durán. Esto ratificar que es el centro del sicariato, por lo menos en Guayas. Pero la inseguridad abarca todo el territorio nacional, sobre todo respecto a robos y delitos contra la propiedad, incluida la piratería en el golfo de Guayaquil. Por ello los pescadores de Santa Rosa levantaron sus motores, paralizando labores hasta que se les ofrezca garantías de seguridad, sin que sepamos que en alguna forma lo hayan conseguido. En la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), donde en lo que va del año se registraron 376 muertes violentas, 150 más que el año pasado, la Policía ha conformado una unidad de tarea denominada Bloque de búsqueda, que en tiempo récord ha logrado localizar y capturar a casi 30 de los “más buscados” por asesinato, sicariato, femicidio y homicidio, ocurridos en especial en nuestra ciudad. Todos se encontrarían con orden de prisión preventiva y en la Penitenciaría del Litoral. La tarea que realiza este cuerpo de la Policía requiere labores de inteligencia en el seguimiento de pistas, investigación en fuentes abiertas de datos (redes sociales), a veces ayuda tecnológica y una cuidadosa planificación y desarrollo de la operación de captura de delincuentes para sacarlos de sus refugios o escondites, pues por lo general los vecinos no están dispuestos a ayudar en estas tareas. No puede haber seguridad sin la colaboración decidida de la comunidad.