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Asesinato con implicaciones espinosas

Avatar del Nelly de Jaramillo

"El misterio sigue y las sospechas parecen tener vía libre. Nada está claro"

Está convirtiéndose en un asunto muy espinoso para el Gobierno el asesinato del israelí Sheinman Tonner, acto ocurrido en el interior de la celda del pabellón consular del Centro de Rehabilitación Penitenciaria (CRP) o Penitenciaría del Litoral, tras una aparente riña de la que Oren salió con heridas en sus brazos, mientras Tonner fue golpeado en la cabeza con una pesa artesanal, lo que sucedió en circunstancias en que iba a ser trasladado a la cárcel de Latacunga (que se tiene oficialmente como la más segura) como “testigo protegido”, en razón de su declaración inicial que implicaba por lo menos a Jacobo Bucaram, hijo mayor de Abdalá Bucaram. Cabe tenerse en cuenta que cinco días atrás se registró en la CRP una sangrienta trifulca o atentado del que resultaron asesinados 11 reclusos, quedando heridos 13 más y 5 policías, aunque el motivo se dijo era una disputa territorial entre las bandas criminales de los Choneros y los Lagartos.

Sheinman Tonner junto con su compatriota Sheinman Oren fueron detenidos el 1 de junio en la provincia de Santa Elena con $ 100.000 en efectivo y documentos falsos, haciéndose pasar como investigadores criminales de la agencia antidrogas (DEA) de la Embajada de EE.UU. en Ecuador. En su declaración previa el israelí asesinado había aseverado que vendió a Jacobo Bucaram 31.400 cajas de insumos médicos consistentes en pruebas para COVID-19 y mascarillas, en la suma en efectivo de $321.600, efectuándose la transacción en una casa de Kennedy Norte, donde lo esperaba el comprador junto a unas 15 personas, lo que ha sido negado categóricamente por el imputado.

Para agregar fuelle al asunto, la mayoría de funcionarios del gobierno de Lenín Moreno, que en alguna forma estarían administrativamente relacionados con este asunto, como el director del Sistema Carcelario, el comandante general de la Policía y la fiscal general, se han negado a responder a requerimientos de la prensa, como lo ha relievado este diario en su entrega del martes de esta semana; y la ministra de Gobierno ha dicho: “Se está investigando quién y qué delitos se han cometido; nosotros no caeremos en una trampa”.

El misterio sigue y las sospechas parecen tener vía libre. Nada está claro.