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Los políticos Robin Hood

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"Para que el Ecuador deje de ser el bosque de Sherwood, hay que recuperar los mil millones de los revoltosos, los $ 700 mil millones de los corruptos y sepultar de la política a los Robin Hood"

Pareciera que la clase política ecuatoriana ha tomado como ejemplo a Robin Hood, el pillo de la edad media camuflado de héroe que robaba a los ricos dizque para repartir el botín a los pobres, resultando estos ser su círculo de amigos.

La corrupción no es nueva, ejemplo de aquello fue cuando el Alí Babá criollo y sus agnados fueron alcaldes de Guayaquil, y luego él, presidente fugaz de la nación. Populista puro, al estilo Robin Hood, que inflamaba odio en los pobres hacia los ricos: “a esos aniñados ricos dales Correa” (cinturón en mano); premonitorio de quien se convertiría a futuro en su mejor y más destacado alumno del despotismo y latrocinio.

Se inoculaba el virus del odio entre clases, virus que con el tiempo fue matando los principios morales de la lógica económica, de la práctica política del servicio; asfixiando y esquilmando a la clase productiva, descapitalizándola vía rosario impositivo, con la letanía populista de que el que más tiene más pague; pagando ricos y pobres por igual.

Pareciera que ni el gobernante, ni el pueblo entienden que a mayor descapitalización, menos empresas, más desempleo y más pobreza.

Crear leyes que propicien en el sector privado la generación de empleo es una obligación moral y constitucional para todo gobernante. Reconocer el subempleo maquillando y camuflando el porcentaje de desempleo es la más miserable precarización laboral por cualquier gobierno.

Las autodenominadas fuerzas sociales, forajidos revoltosos cuya paralización de octubre del 2019 costó a los ecuatorianos mil millones de dólares en pérdidas, son también responsables del derrumbe económico del país, junto con los gobernantes Robin Hood, a quienes apoyaron y con quienes cogobernaron hasta la fecha.

No responder por los mil millones y seguir paralizando el país, sin exigir a sus compañeros revolucionarios correístas y morenistas la devolución de lo robado, es cinismo y complicidad.

Para que el Ecuador deje de ser el bosque de Sherwood, hay que recuperar los mil millones de los revoltosos, los $ 700 mil millones de los corruptos y sepultar de la política a los Robin Hood.