Columnas

Poco ético

El 24 de mayo del presente año, el presidente constitucional, Guillermo Lasso Mendoza, firmó el decreto número 4 (Manual de Comportamiento Ético), de obligatorio cumplimiento para todos los funcionarios públicos, so pena de destitución.

Particular atención habría que prestarle al IESS, no solo por el hecho de haber sido históricamente botín político, caja chica de gobiernos, ejemplo de corrupción y herramienta de extorsión; sino también por las prácticas poco ortodoxas frente al cumplimiento de sus obligaciones económicas para con los prestadores de servicios de salud a sus afiliados.

Los prestadores de salud a los afiliados del Seguro Social deben cumplir con su obligación de proporcionar al IESS los aportes patronales, imposibles de realizar por falta de recursos generada por el propio IESS, al no cancelar a tiempo las facturas por los servicios de salud prestados por estos a los afiliados al Seguro Social.

La falta de pago del IESS hasta por 6 meses, en el mejor de los casos, genera retrasos, glosas e intereses, creándose un círculo vicioso que beneficia al propio IESS, en perjuicio de sus prestadores del servicio de salud, el personal de estos, proveedores y a los trabajadores de los proveedores, poniéndolos en la posibilidad de insolvencia.

El Código Civil Ecuatoriano contempla la institución de la “compensación de créditos”, la cual tiene lugar cuando dos personas poseen la calidad de deudores y acreedores, recíprocamente, con el simple cruce contable de cuentas, pudiendo extinguir ambas deudas, hasta la cantidad que importe la menor.

La negativa por parte del IESS a aplicar la compensación de créditos, indudablemente atenta contra la responsabilidad social por cuanto perjudica la economía de los prestadores de servicios de salud, a sus trabajadores y a los trabajadores de la cadena logística de proveedores, al convertirlos en financiadores indirectos de la atención de salud a los afiliados al IESS y encima a ser multados y glosados por dicha institución, convirtiéndose en juez y parte, lo cual constituye sin lugar a dudas una práctica poco ética.