Modesto Apolo | El correísmo como GDO político

El aparato judicial, legislativo y de control fue infiltrado para facilitar protección política y judicial a sus miembros
La evidencia acumulada permite deducir, mediante razonamiento lógico, que el correísmo (RC5) constituye más que un movimiento político: es una estructura delincuencial organizada con fachada ideológica. Su ‘modus operandi’ encaja en los patrones de un Grupo de Delincuencia Organizada (GDO), adaptado al escenario político.
Primero, su accionar refleja la corrupción sistémica. Casos como Odebrecht, Sobornos, Coca Codo Sinclair o Singue evidencian el uso del Estado como herramienta de enriquecimiento ilícito, a través de coimas y/o sobreprecios.
Segundo, operaron bajo una lógica de impunidad estructurada, blindando a sus miembros con acciones constitucionales de amparo de protección, que permitieron fugas de sentenciados como Vinicio Alvarado, Carlos Pólit, Aleaga o Salcedo.
Tercero, existió una evidente cooptación institucional. El aparato judicial, legislativo y de control fue infiltrado para facilitar protección política y judicial a sus miembros. Casos como Metástasis, Purga, etc., así lo evidencian.
Cuarto, los vínculos con el narcotráfico y lavado de activos son irrefutables: las computadoras del exguerrillero de las FARC, alias Mono Joy, los chats de Leandro Norero y las declaraciones de testigos protegidos como el caso de Daniel Salcedo, apuntan al financiamiento narco de campañas correístas.
Y quinto, el uso de la violencia y amenazas mediante pactos con grupos como Alfaro Vive Carajo o Latin Kings, los Popeyes, bajo la dirección de Santiago Díaz Asque, quien irrumpió en la casa de Fernando Villavicencio, evidencian el componente coercitivo del movimiento.
Este entramado cumple con las características propias de un GDO: jerarquía (con Correa como líder), control estatal vía infiltración de organismos estatales, protección judicial con jueces corruptos y recursos de origen ilícito, como lo son del narcotráfico y grupos de delincuencia organizada. Bajo un discurso ‘revolucionario’, el correísmo estructuró un modelo criminal que socavó al Estado.
En conclusión, RC5 es más que solo un actor político; es un GDO político con rostro de revolución y cuerpo de mafia.