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Compleja encrucijada

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"No se puede seguir sacrificando al ciudadano honrado para que quienes han secuestrado las instituciones satisfagan angurrias monetarias"

El ‘shock’ que causó el COVID-19 se superará los próximos meses, pero el país deberá entrar en cuidados intensivos por el grave estado de salud en que se encuentra su deteriorada democracia, socialmente fracturada y económicamente colapsada.

Preocupa la poca credibilidad que tiene el organismo electoral al no aclarar la denuncia de fraude en la última elección presidencial; en cambio exhibió gran agilidad aprobando partidos o movimientos de cuestionados actores políticos, como del exministro Iván Espinel o del asambleísta Daniel Mendoza, incluso uno del hermano del presidente L. Moreno. Esas agrupaciones se benefician de recursos públicos y “negocian su número” con aspirantes a cargos de representación popular. Ese mismo organismo se vuelve exigente cuando le piden una consulta para eliminar el Cpccs, que ha demostrado que no se justifica que siga existiendo. La división entre vocales le resta respetabilidad.

A esa realidad de un ente esencial en una democracia sana, se agrega una radicalización de posturas políticas de compleja salida. Hay dos posiciones muy distantes: la una, abogando por un Estado totalitario, revanchista; la otra, tratando de mantener un sistema institucionalmente débil, en un ámbito carcomido por la corrupción, con partidos sin planes futuristas, huérfanos de tesis doctrinarias. Todo queda reducido al oportunismo, a captar cuotas de poder olvidando cómo cicatrizar las hondas heridas que sufre la sociedad.

No se puede seguir sacrificando al ciudadano honrado, para que quienes han secuestrado las instituciones satisfagan angurrias monetarias. La administración de justicia, salvo excepciones, no genera confianza, la seguridad social asaltada bordea la quiebra. Un estado de salud democrático tan calamitoso ha postrado al Ecuador en una encrucijada; requeriría una “Junta Médica” integrada por representantes de la sociedad civil con antecedentes probados, propuestos por universidades, fuerzas armadas, medios de comunicación, organizaciones comunitarias, gremios profesionales, para que lo estabilicen, y uniendo esfuerzos enrumben al país por una senda de mayor seguridad y bienestar.