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Medardo Mora Solórzano | ¿Estado o gobiernos fallidos?

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No hay excusas para que los problemas básicos que soportan los ciudadanos no sean urgentemente atendidos

Existen opiniones acerca de que Ecuador es un Estado fallido, lo cual no es cierto y es una expresión inentendible para el pueblo llano, que sí entiende que son los gobiernos los que les han fallado y decepcionado. Esta percepción abarca a gobiernos nacionales y seccionales, que demuestran enorme avidez por perseguir a los ciudadanos gravándolos con más tributos y trámites engorrosos o sobornos, pero no son recíprocos dando una oportuna y buena prestación de servicios públicos, como es su ineludible obligación.

El actual presidente Daniel Noboa recibió la confianza ciudadana en el último proceso electoral. El país sintió un gran alivio con su elección ante la preocupación de que pudiera regresar al poder un gobierno autoritario, similar al que sufre Venezuela, que ha provocado la más grande migración que conoce América Latina. Eso impone al actual gobierno responder lealmente a esa confianza.

La seguridad, principal deber del Gobierno, no ha podido ser debidamente controlada; se sigue sin poder transitar tranquilamente por calles de las ciudades donde hay sectores controlados por organizaciones criminales. La atención a la salud, fundamental en la vida de la población, sigue siendo muy mala y convertida en nicho de la corrupción. Las carreteras no tienen el debido mantenimiento y se siguen deteriorando, generando cuantiosos costos para quienes las utilizan. Las personas de la tercera edad suplican que les devuelvan el IVA, pues para muchos de ellos es parte de su limitado ingreso.

No hay excusas para que los antes mencionados y otros problemas básicos que soportan los ciudadanos no sean urgentemente atendidos. Eso refleja negligencia y una inaceptable insensibilidad del Gobierno con sus gobernados.

El país ha sido comprensivo con el presidente Noboa, admite que heredó un país con alto déficit en su presupuesto, una abultada deuda pública, pero él y quienes lo acompañan conocían las urgentes necesidades ciudadanas y su deber es solucionarlas. No hacerlo da razones para pensar que existe un nuevo gobierno fallido, que no ha sabido rodearse de un equipo de colaboradores responsables, experimentados, conocedores de su oficio.