Mauricio Velandia: Proteccionismo, pragmatismo y ‘antitrust’

El proteccionismo ayuda a sectores estratégicos, evita el desempleo nacional y garantiza la entrada de recursos
EE.UU. ha comenzado una guerra de aranceles. En los diferentes medios académicos e informativos se comienza a dar paso al concepto de ‘economía de nación’, así como del concepto de ‘campeones nacionales’. Ahora se adopta un pragmatismo económico que replantea el libre mercado (’antitrust’-derecho de la competencia), modificándose el concepto de libre mercado, estando al mando de dicha modificación EE.UU. Se trata de un cambio real que ahora ocurre. No lo evadamos.
Los campeones nacionales son empresas locales que los gobiernos protegen, subsidian o favorecen para que se conviertan en actores dominantes en sus mercados internos. Se basan en la idea de que ciertas empresas estratégicas requieren apoyo estatal para desarrollarse con regulaciones favorables. La política de campeones nacionales entra en conflicto con el derecho ‘antitrust’ tradicional, dado que crean ventajas artificiales que limitan la competencia y conducen a monopolios estatales o regionales, o empresas privadas con poder de mercado, que en algunos casos reduce la eficiencia del mercado, a no ser que se conviertan en un monopolio o posición de dominio eficientes; allí está el detalle. China ha usado políticas de campeones nacionales para crear gigantes tecnológicos como Huawei y Alibaba, restringiendo la entrada de empresas extranjeras como Google o Meta. Francia y Alemania han promovido fusiones entre empresas nacionales para competir con gigantes estadounidenses y chinos. Ahora Trump va encaminado a ello. Ese es el juego mundial del libre mercado hoy.
El proteccionismo económico es una estrategia en la que un gobierno impone medidas para restringir o regular el comercio exterior con el objetivo de favorecer la producción nacional y proteger a sus industrias de la competencia extranjera. Sus principales herramientas son los aranceles, que son impuestos a los bienes importados para encarecerlos y hacer que los productos nacionales sean más competitivos. El proteccionismo ayuda a sectores estratégicos, evita el desempleo nacional y garantiza la entrada de recursos y el valor como país. Así lo ve hoy EE.UU. en su guerra comercial con China. Sincerémonos sin hipocresías.
Los conceptos aranceles, proteccionismo y campeones nacionales están interconectados dentro de la estrategia económica de un país para regular el comercio y fortalecer su industria local. Empresas fortalecidas para competir, que generan ganancias nacionales o locales con la finalidad de encontrar una entrada de dinero y la valorización para esas empresas y su reinversión en la economía local. Esta combinación puede funcionar en el corto plazo, pero si no se maneja bien, puede generar monopolios ineficientes y estancar la innovación.
Ser pragmático es ser práctico en las decisiones pensando en el bienestar individual o común. Un egoísmo conveniente que permite cambios de decisión justificada en ese bienestar. Hoy estamos presenciando un pragmático cambio mundial en la forma en que se estructuró la economía entre los países. El antitrust tradicional murió y el antitrust contemporáneo ha nacido. Desde acá lo estamos diciendo hace mucho. El libre mercado ahora es proteccionista.