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¿Y si se legaliza la cocaína?

Avatar del Martin Pallares

...ha llegado el momento en que los gobiernos de estos países se planteen la posibilidad de legalizar la producción, tránsito y consumo

A este ritmo, el narcotráfico hará que América Latina deje de ser parte del mundo de naciones democráticas. Lo que está pasando en México, Centroamérica, Colombia, Ecuador, Chile y Argentina son ejemplos de lo que se puede venir: todos son Estados asediados por las mafias. Si los grupos que negocian con esta droga siguen acumulando poder económico e influencia política, en poco tiempo serán dueños de las instituciones democráticas. Esas mafias no quieren Estados con justicia independiente ni sociedades deliberantes: quieren impunidad y control. La crisis política en Ecuador es una muestra.

¿Qué hacer si la historia enseña que la guerra en contra del narcotráfico siempre ha fracasado? Desde que Nixon declaró la guerra a las drogas en 1971, no ha habido un solo país que haya sido capaz de doblegar a las mafias. Entre 2000 y 2020, los EE. UU. destinaron diez mil millones de dólares para frenar el cultivo de la coca en Colombia y el resultado es que cada vez se siembra más.

Es por eso que ha llegado el momento en que los gobiernos de estos países se planteen la posibilidad de legalizar la producción, tránsito y consumo de la cocaína y de pedir a los países consumidores (en la mayoría ya está legalizada la marihuana) que también lo hagan. Si bien la legalización traerá problemas de consumo, también es cierto que quitándole el negocio a las mafias disminuirá el desangre y las ansias que tienen de tomarse el poder. Además, con lo que se reciba de impuestos se podría financiar sistemas de salud para paliar el problema. La idea no es delirante: la revista The Economist planteó en octubre de 2022 la legalización global de la cocaína porque, dice, lo que sufren los países de América Latina en esta guerra inútil es infernal. Los asesinatos en Colombia son tres veces más frecuentes que en EE. UU.; en México, cuatro. En algunas zonas, las bandas de narcotraficantes son tan ricas y están tan armadas que rivalizan con el Estado. La prohibición también expulsa a los niños de la escuela, ya que las bandas de narcotraficantes buscan a los más jóvenes para reclutarlos, razonaba The Economist.

Si las potencias occidentales democráticas no quieren perder a América Latina, tendrán que considerar esta posibilidad.