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¿Cómo hacer un juicio sexi sin morir en el intento?

Avatar del Martin Pallares

Sin legitimidad ni sintonía con la sociedad, la destitución de un presidente puede convertirse en una carga pesada y en un pretexto

Quienes quieren cortar la cabeza de Guillermo Lasso en el juicio político que tienen listo en la Asamblea tienen un problema. Un problema incómodo y cuya única solución les puede pasar factura.

Resulta que cuando la Corte Constitucional dio luz verde al juicio, estableció que no podían procesar a Lasso por ningún otro motivo que no fuera el del posible peculado en el caso de Flopec. Además, advierte la Corte de forma expresa que no se podrá enjuiciar a Lasso por el tema de la pérdida de confianza. Es decir, por el argumento que correístas y socialcristianos aseguran que es el fundamento de un juicio político.

Para estos grupos, el límite que impuso la Corte Constitucional no es cosa menor. Primero, el posible peculado en Flopec es una causal débil jurídicamente pero, sobre todo, es un tema muy poco sexi. ¿Cómo hacer de un tema lleno de términos técnicos un asunto que emocione a las masas? Una cosa era llenar a los debates con el tema de la mafia albanesa, los vínculos con el Gran Cuñado o los incumplimientos de las ofertas de campaña, pero ¿hacer de algo contractual un tema que mueva las emociones de las mayorías?

Muchos dirán que no importa el peso específico de la causal porque lo que cuenta son los votos, pero en política juegan otros factores. Sin legitimidad ni sintonía con la sociedad, la destitución de un presidente puede convertirse en una carga pesada y en un pretexto para que algunos decidan no sumarse a la iniciativa.

La prueba de que este tema está afectando al bando acusador es que ya están tratando de encontrar un atajo para introducir temas más atractivos. Luis Almeida ya anticipó que quiere hablar de los bonos Brady, que nada tienen que ver con el actual gobierno, mientras que el silencio de los acusadores que no han querido singularizar los motivos del juicio resulta sospechoso. El plan es hacer un baipás a la orden de la Corte Constitucional, pero ojo con las consecuencias.

Si los acusadores deciden hacer un mercadillo de causales, la Corte Constitucional podría seguirles un proceso de incumplimiento de orden y destituir a los acusadores, como hicieron hace poco con el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. ¿Van a correr ese riesgo? En estos cálculos se encuentran.