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Cucalón vs. Lasso

Avatar del Martin Pallares

Pero dentro de la batalla de las ideas, hay una que tendrá que dar Cucalón y de la que depende en buena medida el éxito o el fracaso de este gobierno

Henry Cucalón llegó con una tarea: confrontar. Dar la batalla de las ideas, como dijo en una entrevista a los pocos días de inaugurarse en el Ministerio de Gobierno. A Cucalón le va bien en esos menesteres: se lo ve cómodo y, lo que es más importante, disfrutándolo con fruición.

Dar la batalla de las ideas implica salir a confrontar supuestos que la clase política opositora y desestabilizadora posiciona como verdades irrefutables. Algo en lo que al Gobierno de Lasso le ha ido muy mal: ni en la Asamblea ni en el gabinete ha habido quien asuma esa tarea con convicción, contundencia y, sobre todo, corazón.  

Defender y cuestionar ideas es parte de la gestión política y es precisamente gestión política de lo que ha carecido el Gobierno. 

Nadie salió, por ejemplo, a confrontar las mentiras que lanzaba Jaime Nebot sobre la consulta cuando defendía al energúmeno Cpccs afirmando que si ganaba el SÍ, Lasso iba a nombrar directamente a las autoridades de control.

Nadie denunció, asimismo, las torcidas maniobras de Leonidas Iza antes y durante el proceso de negociación en las mesas de diálogo que se acordaron luego del paro de junio de 2022.

Como no tenía a alguien que confrontase, porque Francisco Jiménez vivía escondido, Lasso ha dado la pelea en solitario, sin un fusible que lo salve de electrocutarse. Le acaba de ocurrir con su torpe y burdo ataque a Jaime Nebot sugiriendo que se pinta el pelo y el bigote o llamando mercenarios de la información a los periodistas de La Posta.

Pero dentro de la batalla de las ideas, hay una que tendrá que dar Cucalón y de la que depende en buena medida el éxito o el fracaso de este Gobierno: el presidente. Este es un ministro que entra a un ecosistema donde dominaban los amigos y empleados del presidente, que no lo cuestionaban ni le llevaban la contraria cuando estaba equivocado.

De la capacidad de Cucalón de cuestionar y confrontar las ideas de Lasso deberá surgir una fuerza dialéctica que le permita al presidente depurar sus iniciativas y sus reacciones. Si Lasso no aprovecha este fusible que ahora tiene a mano, seguirá electrocutándose.