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El amiguismo, enemigo de Lasso

Avatar del Martin Pallares

El ‘cronysm’ se refiere al líder que coloca en cargos públicos a personas con la expectativa de lealtad ciega.

Los gringos usan una palabra para describir la práctica de los gobernantes que nombran a sus amigos o empleados de sus empresas en funciones públicas: ‘cronyism’. Una palabra que, traducida al español, significa algo así como amiguismo. Es un vicio que ha merecido toneladas de estudios por sus efectos nocivos.

El ‘cronysm’ se refiere al líder que coloca en cargos públicos a personas con la expectativa de lealtad ciega. Entre los problemas que trae, dicen los teóricos, está que los gobernantes están rodeados de lo que los gringos, asimismo, llaman los ‘yes men’ y que se refiere a los funcionarios que le dicen sí a todo lo que su jefe hace o dice para ganarse su favor. Incluso cuando no hay los ‘yes men’, el mero hecho de que los que mandan contraten a sus amigos fomenta una peligrosa tendencia al consenso acrítico con los jefes.

Este amiguismo es caldo de cultivo para la corrupción: el gobernante se hace el gil cuando le llegan noticias de actos irregulares de sus amigos, no toma los correctivos y si lo hace resulta ser demasiado tarde. O, en su defecto, se sanciona en secreto para no lastimar al amigo o al amigo del amigo.

Está claro que Guillermo Lasso nunca supo o nunca nadie le advirtió sobre los riesgos del ‘cronysm’ y ahí están las consecuencias. Colocó en la Secretaría de la Administración a quien había sido su mano derecha en el Banco de Guayaquil y gran amigo, Iván Correa. Y fue precisamente en esa línea que nombró como administrador de las empresas públicas a Hernán Luque, quien había tenido un alto cargo en su banco y era amigo de su amigo Iván Correa. Si hace dos meses, cuando los indicios de corrupción se hicieron muy grandes, en lugar de pedirle la renuncia en silencio lo hubieran fiscalizado, Lasso no estaría pasando el melodrama del Gran Padrino.

Cuentan los mayores que cuando Galo Plaza ganó la Presidencia en 1948, el Partido Socialista con el que había hecho alianza le pidió que nombrara como uno de sus ministros a uno de sus más destacados cuadros, el intachable Juan Isaac Lovato. Plaza se negó alegando que Lovato era su mejor amigo. Actuó el estadista.

Lasso aún lo puede hacer.