Premium

Martín Pallares | Una constituyente para desenterrar cadáveres

Avatar del Martin Pallares

Es tan obvio que esa posibilidad puede salvar a Correa que este sujeto ni siquiera ocultó su dicha

Pocas veces como ahora ha sido tan oportuno ese axioma que dice que en política no hay cadáveres. Rafael Correa, por ejemplo, lucía casi como un cadáver político. Hasta que el presidente Daniel Noboa le lanzó una boya salvavidas, quizá la única que podía sacarlo del estribo del sepulcro en el que se hallaba: una posible asamblea constituyente. Es tan obvio que esa posibilidad puede salvar a Correa que este sujeto ni siquiera ocultó su dicha. “¡Vamos a la constituyente, pero sin trampas!”, escribió en un alborozado mensaje en X. Y no es para menos, si llega a haber una elección de asambleístas constituyentes y no hay trampas, como dice, las posibilidades de que el correísmo tenga mayoría son perfectamente reales. Aún más si en esa elección se aplica el recientemente aprobado método de Hondt para repartir escaños: un método diseñado para beneficiar a los movimientos mayoritarios en detrimento de las minorías, lo que hace previsible que haya dos grandes fuerzas en esa constituyente: el gobiernismo con ADN y el correísmo con la Revolución Ciudadana. En ese escenario no es imposible que la Revolución Ciudadana tenga más de la mitad de la constituyente, especialmente si se considera que la antipatía nacional que existe con Correa podría pasar de agache, ya que él no aparecería en la papeleta sino los suyos. Entonces, no hay cómo descartar que los entusiastas y dichosos partidarios de convocar a una constituyente con el propósito, laudable por cierto, de echar por la borda al adefesio de constitución correísta, terminen tragándose una versión 2.0 de la constitución de Montecristi: corregida y aumentada, también por cierto. En su mensaje en X, el hasta ahora casi difunto Correa dice incluso que no se debe redactar una nueva constitución porque la actual, para él claro, es perfecta y hermosa, sino simplemente sacar a patadas del poder a Noboa. Si bien es cierto que según la Corte Constitucional la próxima constituyente no puede ser de plenos poderes, como lo fue la correísta que aprobó mandatos estúpidos como el de no permitir la defensa a los Isaías, no se puede descartar que la nueva constituyente se convierta en una plataforma para borrar las condenas judiciales que pesan sobre Correa y abrirle las puertas del retorno.

En fin, cada quien salva a quien quiera, incluso sin haber tenido la intención de hacerlo.