Martín Pallares | Quito: una alcaldía triste y pusilánime

La gestión de Muñoz ha sido tan mediocre que si la revocatoria fracasa, finalmente podrá decir que hizo algo importante
Si el proceso de revocatoria de Pabel Muñoz sigue tan mal articulado y tan pobremente argumentado, lo más probable es que el alcalde de Quito tenga por fin algo de qué jactarse: no haber perdido el cargo durante la revocatoria. La gestión de Muñoz ha sido tan mediocre y gris que si la revocatoria fracasa, finalmente podrá decir que hizo algo importante. Es por eso que desde la mismísima alcaldía están empeñados en darle realce al proceso: se organizan marchas y concentraciones a favor de Muñoz y se caliente el ambiente en redes sociales. Hay que hacer crecer la imagen del proceso para que la victoria sea grandiosa.
Muñoz tuvo todo a la mano para hacer una gestión exitosa. El Metro de Quito fue una de esas oportunidades: no tuvo que hacer nada para construirlo y solo le correspondió inaugurarlo. Sin embargo, ha sido tan pusilánime su gestión que ha resultado incapaz de firmar los contratos más importantes para el mantenimiento del sistema: el de las rieles y túneles, y el de los 18 trenes. Y ya ha habido problemas e interrupciones.
Tampoco ha hecho nada para que los choferes de los buses, que compiten con el Metro, cambien de rutas y lo alimenten de pasajeros, como sucede en cualquier ciudad bien administrada. Muñoz no ha afectado los intereses de los choferes porque ellos son su más importante base de apoyo.
La actual administración municipal tampoco ha sido capaz de montar un proyecto para aliviar el tema de la movilidad entre Quito y los valles aledaños, por ejemplo. Es probable que el tema requiera soluciones que pueden tardar más de cuatro años pero es que no ha habido una sola idea que salga de la oficina de Muñoz.
Y qué decir con la contaminación del aire: los buses de transporte urbano no tienen el más mínimo control, transitan echando humaredas de diésel y a velocidades infernales. Claro, son los amigos del alcalde.
Quito no tiene alcalde, al menos no uno que sea capaz de pensar una ciudad a lo grande. Hace poco en una entrevista a Muñoz le preguntaron de qué obra se siente más orgulloso. Respondió que de la regularización de barrios y el bacheo en las calles: sin duda temas muy necesarios pero, ¿es solo eso lo que quiere para Quito? Si así de mal sigue la revocatoria, Muñoz tendrá algo más de qué sentirse orgulloso.