Martín Pallares | ¿Quién fue el estúpido que fichó a Ferdinan?

Ahí tiene el Nuevo Ecuador a su figura fiscalizadora: luchando como gato panza arriba con mafiosos de la peor calaña
¿Quien fue el estúpido que llevó a Ferdinan Álvarez para el noboísmo? Alguien en el gobierno de presidente Daniel Noboa, incluido él mismo, debería estar haciéndose esa pregunta en estos momentos en que han caído sobre el presidente de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea, las más atroces denuncias. Denuncias que lo han puesto a disputar vergonzosamente supuestas verdades o mentiras con personajes oscuros como Xavier Jordán. Y si en el Gobierno no se están formulando la interrogante, deberían hacerlo: no solo para ubicar al necio que se fijó en una persona cuyos únicos atributos conocidos cuando se produjo el fichaje era su correísmo estridente, su amistad con el Latin King, Ronny Aleaga y su oscuro pasado, sino también para cuestionarse sobre un fenómeno que afecta a la clase política: no importan los antecedentes penales o morales de los fichajes si es que estos van a ser útiles a sus agendas políticas. Le pasó al noboísmo no solo con Ferdinan Álvarez, sino también con Eckenner Recalde, que estuvo a punto de ser expulsado de la Asamblea por diezmero comprobado y que luego el noboísmo acogió e incluso y premió con la vicepresidencia de la Asamblea. Asimismo, con la incorporación del fanático correísta (hasta ahora no ha dicho que rompió con esa corriente) Fausto Jarrín, que ahora maneja el aparato de espionaje del Estado. Le ocurrió lo mismo al correísmo que puso como asambleísta a Santiago Díaz, a sabiendas de que era un garrotero. Los correístas lo hicieron también con Ronny Aleaga, de quien conocían perfectamente sobre sus vínculos con los carteles de la droga antes de ficharlo.
Los operadores políticos, ya sea del noboísmo o del correísmo, que han fichado a estos angelitos son la clara expresión de la casta política ecuatoriana: recoge basura, se la lleva a la casa, sin importar que la infecte y la deje apestando. Para esta gente no hay consideración moral ni ética ni legal para acoger a delincuentes para sus listas de asambleístas.
Lo de Ferdinan Álvarez es aterrador. Se trata del presidente de la Comisión de Fiscalización que, por tratar de usar a un delincuente como Daniel Salcedo para enlodar a los adversarios políticos del gobierno, ha terminado colocándose en el mismo nivel que los mafiosos. Ahí tiene el Nuevo Ecuador a su figura fiscalizadora: luchando como gato panza arriba con mafiosos de la peor calaña.