Columnas

Dinámicas sin lógica

"...se abre el espacio en la cancha para acciones corruptas del oportunista de turno. El desorden confunde, desorienta y esconde..."

La confusión como fórmula de desgobierno y abuso es una herramienta bien aplicada por los practicantes del socialismo del siglo XXI. La idea de que las personas no tengan claro de qué va un tema o cómo se realiza específicamente un trámite da el espacio justo para que la discreción del funcionario de turno aplique su espectacular criterio sobre las cosas y todo se preste a negociación. En otras palabras, con esta dinámica se abre el espacio en la cancha para acciones corruptas del oportunista de turno. El desorden confunde, desorienta y esconde, mediante la cita de artículos de rimbombantes leyes y reglamentos, la carencia de la lógica.

Cito dos ejemplos para que evaluemos la dimensión de la problemática. La campaña electoral empieza a finales de diciembre, pero el CNE no oficializará todas las candidaturas hasta el 7 de enero de 2021. Alguien podrá decir: pero si ese es el plazo que concede el reglamento, ¿en qué falla la autoridad? Pues falla en aprobar reglamentos que carecen de lógica. ¿Cómo podemos permitir que estemos en la puerta de entrada al proceso electoral y todavía no tengamos certezas de los candidatos que correrán en la competencia? Esto hubiera permitido que el votante evalúe mejor su voto.

La frustración de vivir entre sinsentidos nos confunde para concluir que situaciones así pueden ser normales, pero no lo son. Esto de vivir en ascuas, esperando la decisión de último minuto, del último recurso habilitado a contratiempo refleja que la prioridad no es el país, sino la capacidad de maniobra permitida por la norma.

Otro ejemplo es el hecho de que en la Asamblea se haya resuelto amputar el proyecto de consulta popular presentado por el Comité por la Institucionalidad Democrática. El proyecto tiene tres ámbitos -en breve-: 1. La eliminación del Cpccs, 2. Autonomía constitucional a la Fiscalía General y 3. Transformación de la Asamblea Nacional con una reducción significativa de asambleístas y una reasignación de roles dentro de la bicameralidad.

La Corte Constitucional avaló el proyecto y sus 300.000 firmas de apoyo, que lleva en gestión más de un año siguiendo el debido proceso. ¿Cuál es la lógica para que asambleístas hayan considerado que el país solo puede ser preguntado por el primer y segundo tema, pero no sobre la reforma a la función Legislativa? El proyecto ahora debe volver a la Corte Constitucional para que resuelva, perdiendo tiempo y dinero, porque los asambleístas (que apoyaron la moción) actúan con arbitrariedad. Esta arbitrariedad se vuelve constante y poco respetuosa de las prioridades que debemos resolver como país, además de irrespetar la gestión de un comité organizado y representativo.

Correrán los plazos y ya veremos si el proyecto llega completo, además de ver si la consulta alcanza a ser hecha en primera o segunda vuelta, lo cual implicaría un importante ahorro de recursos del Estado. Pero ¿quién está pensando en eso?

El problema del pasamanos entre Correa y Moreno es que la estructura correísta se mantiene, los mecanismos tan bien pensados para confundir y abusar siguen vigentes porque el cambio fue bastante de forma y no tanto de fondo.

Estamos muy ocupados con la bulla de la confusión. Ojalá creemos el espacio para cambiar el fondo y, así, procurar claridad con orden.